[ESP] FINALES DE LA PRIMERA ETERNIDAD: La Era del estancamiento.

Año 1.812.329. La luna que no quiso brillar.

No es una época querida por nadie que conserve sus capacidades como ser vivo inteligente, solo fue un recordatorio de lo que pudo llegar a ser, pero nunca sucedido… la luna que no quiso brillar…

Unos golpes sonarían en un palacio en silencio, un pasillo entre tal gigante y laberintico patrimonio de una raza que volvía a perder su brillar.

"Mi´laio… debes salir, no puedes perderte la ceremonia de tu "Consejar."

El pasillo quedaría en silencio por unos instantes.

"¿Es por mi… lo se… no hace falta que salgas… ni que susurres siquiera para oír las verdades que guardas en lo mas profundo de tu mente, mas allá de lo que yo nunca pueda saber."

Unos pasos acompañados de eco abandonarían aquel pasillo oscuro.

Segundo rayo de la mañana.

Todos estaban allí, tan elegantes, parecían muñecos perfectamente conservados, sacados de sus cajas… mi madre miraba a su hija, una mirada de… felicidad… ¿Porque no me decías lo que te atormentaba?… lo notaba… lo sentía… lo escuchaba en tu mente, oh Mi´laia… me dolía verte así como una puñalada directa al curian.

"La ceremonia azul" anual empezó**,** algunos de los "Guardias Lunares" mas veteranos pasarían a ser parte del "Consejar Lunar", era una ceremonia hermosa, pero desde hacia años solo era un acto que intentaba recordar al Emperador, un intento por recordar su vieja gloria, todos actuaban como marionetas sin cuerdas esperando a volver a agarrar los hilos para seguir un camino en fila… lo odiaba, si solo pudieran decidir por ellos si seguir… apoyarme en sus voces interiores de alguna manera.

Escritos de un Viejo Guardia Lunar.

Ahí estaba, con una divinidad solo igualable a la gloria de sus Mi´laios, mirando tan hermosa y histórica ceremonia, saludaba como toda una "Oriulta", pues como se esperaba por tal sangre que corría por sus venas, una BoldyGoud demostraba su porte al mundo, como su guardia personal la Joven Luna Media me trataba con tal respeto y calidez, era la viva imagen de lo que fue su Mi´laio… nunca vi mas distante mi lealtad de mi ser, pues el fruto de una "Cautum" unida y eterna se escapaba, y los rayos de la luna se ahogaban en la sala del trono con nuestro Emperador, pero… al empezar a caer la luna, los rayos del amanecer en el horizonte se abrieron paso, mostrando la estrella que nunca quisimos perder.

Año 1.812.330 ADB También conocido como el "Primer tumor".

Solo un año paso, pero sin darme cuenta del paso de tiempo, cada vez veía mas de cerca que era lo que pensé dentro de mis especulaciones tan complejas… lo que creí que era el mal que residía en el interior de mi Mi´laio, pero bajando los pies a tierra firme… todavía en mis días mas actuales sé… que el verdadero tumor, fue el sobre pensar que el Ma´am tanto en su beneficios como en sus peores maldiciones… me persiguió hasta mi cita con el destino.

Era la 12ava rotación del "Triaño", mi Mi´laio, de forma inesperada después de milenios, salio de su trono, aquella mañana fue la peor de todos mis días, presenciar a mi padre en aquel momento del recién despertar… Nunca lo olvidare, su aura desprendía cautela, temor… ira, este se encontraría con mi Mi´laia y conmigo en el comedor Imperial del palacio, después de entrar a la sala se quedaría mirando hacia el techo…

"Me rindo…"

¿Que quiso decir? Lo único que se es que después de pronunciar esas breves palabras tan confusas, este mandaría a sus guardias preparar su uniforme de gala, mi Mi´laia y yo nos quedamos boquiabiertas ante tal momento único… no pensamos con claridad lo ocurrido… estábamos tan felices de verlo otra vez, daría lo que fuera por que ese momento se quedara en bucle eternamente…

Aquella mañana, un vehículo Imperial nos llevaría al "Desfile del Cratio" aquel desfile era el intento de recordar aquellas épocas de plenitud, el intento de las gentes del Imperio por recordar tales épocas doradas… como desearía no haber subido a ese vehículo…

El viaje empezó, Mi´laio se sentó enfrente de nosotras… me miraba, con ojos envueltos en una profundidad sin igual, entonces… hice aquella maldita pregunta…

"Mi´laio… me alegro de que estés con nosotras"

Mi madre me sonreiría esperando la respuesta de su Lay´ano, el… respondió.

"Aberración… ni todo mi conocimiento y poder juntos me avisaron de ti… ABERRACIÓN"

En ese momento lo que parecía un viaje en "Cautum" se convirtió en la peor rotación de mi eternidad, mi Mi´Laia en un ataque de furia ante tal monstruosas palabras empezó a estrangular a Mi´laio con su Ma´am, mi padre paro con el suyo de inmediato aquel ataque, este me miraría de nuevo, su mirada solo se compararía a la de guerrero apunto de matar a un enemigo por primera vez, un antes y después en su vida, que sin duda no podría olvidar, como una cicatriz en su alma.

Llegamos, los tres estábamos callados, todos los Lyuun allí presentes atónitos ante la visita inesperada del Emperador comenzarían a gritas, todas las transmisiones se saturarían por horas reportando cada paso en aquel evento.

El desfile comenzó en el momento en el que los tres, nos sentamos en nuestro palco Imperial, el cual fue limpiado en cuestión de segundos debido a la poca o casi nula previsión de nuestra llegada.

Ahí, lo vi por fin con claridad, lo que denomine como el Primer Tumor del Imperio, uno de Tres Tumores que en mi todavía ferviente cariño por mi Mi´laio, crei ciegamente hasta el final.

El pueblo de Lyuun, desde sus comienzos como devotos seguidores del Elegido de la Luna, había tenido un fallo tan grande como el que una vez los separo en tribus, solo que esta vez todo recaía en alguien, pero en aquel momento no quise confirmarlo, quise creer que otro fue el motivo, el pueblo de Lyuun se había convertido en marionetas de un destino aun peor que su anterior forma de vida.

Año 1.914.180 ADB también conocido como el "Segundo Tumor".

Aquellos años todavía pesan en mi conciencia, da igual cuanto poder use para evitar tales recuerdos, estos volvían una y otra vez como agujas afiladas que se incrustaban en mi ser.

Aquel año fue muy complejo, durante varios milenios después del Primer Tumor me dedique en cuerpo y alma a organizar a miles de Guardias Lunares, les inste y les endulce un futuro luminoso que nunca podrían imaginar sus cabezas, ninguna falacia que se pudiera recriminar con el paso de las eternidades, al igual que hice amistades con varios Rasos del "Ejercito Lunar" al igual que sus mandos los "Luna llena", a todos les entregue el "Don", la esencia de mi poder dosificada de manera que estos vieran el camino, que se convirtieran en seres eternos con cualidades que nadie jamas alcanzaría… Semi Dioses, a los que en secreto llame como el "Consejo del Haz".

Ese año visite los reductos de formación Imperiales, mis Mi´laios debían revisar el estado del ejercito Imperial cada 50 años personalmente, desde mi nacimiento solo mi Mi´laia y yo fuimos presencialmente a estos, el Emperador siempre estaba indispuesto…

Ahí pude ver el Segundo Tumor del Imperio.

Las ramas del Imperio solo se basaban en una milicia ImperoLunar, su entrenamiento se veía afectado por sus rezos diarios y de apoco sus filas apenas tenían preparación en sus Lunares mas jóvenes, nuestras fuerzas acabarían cediendo ante cualquier peligro mas haya de las estrellas el día que saliéramos de nuestro planeta.

Mientras paseábamos mirando a los Lunares Rasos recién reclutados formar, me arme de valor y habla con mi Mi´laio en conexión "Maiatica", en esta conexión entre nuestros seres me enfrente a aquel Emperador que creía una versión que encerraba al verdadero entre sus fauces.

"¿Por que los Luna Llena mantienen a todos estos guerreros bajo sus capacidades Mi´laio?"

Este me miraría en el plano material, frunciría el ceño.

"Hacen lo que deben hacer… servir a nuestra casa y a la Luna, como siempre ha sido"

Sus palabras debilitarían mi ser, cada vez notaria a mi Mi´laio mas lejos de mi.

Memorias de un Lunar.

Allí ante nuestras narices paseaban las tres divinidades, los tres mensajeros de la Luna, sus Santidades que mantenían nuestro Imperio en el camino, tan solo oír sus pasos era sinónimo de orgullo y un honrar a mi alma, la joven Luna Media marcharía a su lado, tan respetable y inefable como para poder expresar con palabras de un mortal, volver a presenciar al Emperador solo me dejaba un ambicioso deseo que compartir con mis compatriotas y futuras generaciones, el reinado que llevaría al Imperio mas allá de las estrellas.

Año 1.988.327 ADB. Tercer tumor.

Ahí estaba… el tumor que hacia metástasis por todo el Imperio, hasta la ultima ramificación de este y el cual como una vez dije… desearía no haber deducido.

Mi Cautum siempre había sido un misterio cerrado con una llave que alguien escondió para nunca volver a encontrar, especulaciones nacía de miles de generaciones, todas apuntaban a algo en especial, el Ma´aam, esta fuente de energía, la cual nuestra Cautum en tal divina abundancia poseía de forma involuntariamente egoísta sobre el resto de nuestra raza, ante tal poder todo el mundo evito hacerse una pregunta, cegados por promesas… y un poder nunca antes visto que alguien que no estuviera a nuestra altura… no podría deducir ¿Eran buenos Emperadores, su autoridad y respeto se basaba solo en un poder desconocido, que podría no ser siquiera bienintencionado?

Aquel año, toma una acción que cambio el destino de todo lo que una vez los ojos de un mortal Lyunn pudieron imaginar, durante la cena antes de caer la noche, una tarde cualquiera de la 9na rotación del Triaño, golpee a un sirviente de nuestra casa.

Cualquier que sepa de mis acciones, bajo una capa de intolerancia fina como el papel, no entendería mis actos de aquel año, pero se escondía un motivos detrás de esto, que confirmo el "Gran Cáncer del Imperio" y a su vez el Tercer Tumor de este .

El sirviente se levantaría del suelo de espaldas a mi, mi Mi´laia que estaba a mi lado quedaría sin palabras ante tal horrenda acción, mi golpe, habría sido adaptado al débil cuerpo de un Lyuun mortal, no buscaba matarlo.

"Mírame subordinado sin alma… mira a tu Media Luna la cual acaba de menospreciarte de tal manera, di lo que contienes en ti que no dices por tu boca…"

El sirviente se daría la vuelta, su cara respondería a tal incitación con una irritante sonrisa de oreja a oreja, este una vez mirando a su Media Luna diría sin ninguna tonalidad de rencor:

"¿Quiere algo mas mi Santidad?"

Esa frase culmino con cualquier resquicio de paciencia de mi ser, mi rabia se apodero de mi como nunca una Lyuun había podido llegar, con una furia incontrolable miraría a mi Mi´laia, nada mas hacerlo me percate de otro aura poderosa cerca mía, mi Mi´laio estaba viéndolo todo, mire hacia el, le señale con todo el odio que mínimamente podía contener, apretando mis dientes le dije:

"Se acabo… aquí y ahora te reto… Mi´laio, pero nuestra contienda no se medirá ahora… todavía no es el momento ni el lugar, escojo a nuestra estrella… "SOLARIS", como mi protector y guía… y a ti… como la vergüenza de nuestra raza."

Este me miraría con un rostro inexpresivo, no diría ni una misera palabra… nada mas terminar allí, saldría en camino a la salida del palacio, mi Mi´laia me seguiría levitando a gran velocidad para pararme justo antes de salir, esta con una voz calmada me diría de forma breve y preocupada:

"Una vez esto comience, no habrá vuelta atrás, el duelo decidirá el Mouthus de uno de los dos, como nuestro código grabado por nuestros ancestros dictamina, porfavor… no vayas querida Lya mía"

Miraría con lastima a mi Mi´laia, sabia que los códices de nuestro Imperio la obligaban a permanecer junto a su Lay´ano al igual que el con ella… pero ya no había vuelta atrás.

Antes de irme, miraría a mi Mi´laia por ultima vez.

"Que Solaris te guie mi querida Mi´laia…"

Yo nunca quise esto… cambiaria todo lo que porto o he portado en mi inmortalidad por cambiar aquellos millares, el tumor que ennegrecía nuestra raza no estaba en algún lugar lejano o escondido, no residía en cualquier ser del planeta que debíamos encontrar… no… el Tercer Tumor, los Mensajeros de la Luna, los Emperadores del Imperio Lunar… o eso creí hasta el momento que cambiaria el destino de nuestra raza y sentenciaría a un cambio de magnitudes inconcebibles a todo el multiverso.

ULTIMOS AÑOS DE LA ETERNIDAD 1: Los años Negros | Año 1.999.990 ADB Próximamente…

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