Capítulo 1: La Aparición

Me encontraba en una tarde de montaña tranquila. El cielo estaba despejado, sin nubes que interrumpieran la serenidad del azul infinito. Los sonidos de la naturaleza, el susurro del viento a través de los árboles y el canto lejano de las aves componían una sinfonía de paz. Era un día perfecto para perderme en mis pensamientos, alejado del bullicio de la ciudad.

De repente, los sonidos de la naturaleza se pausaron. Todo quedó en un silencio inquietante, como si el mundo hubiera detenido su respiración. Miré hacia el cielo y, a lo lejos, vi una figura inusual, un objeto alargado y blanco que se desplazaba lentamente por el firmamento despejado. Parecía un cigarro blanco, suspendido en el aire sin explicación.

Intrigado, lo observé durante unos segundos, pero luego aparté la mirada, convencido de que mi mente me estaba jugando una mala pasada. Sin embargo, cuando volví a mirar hacia el cielo, el objeto había desaparecido. Sentí una extraña mezcla de alivio y decepción.

Miré hacia la izquierda, y allí estaba. El objeto estaba mucho más cerca, a unos 50 metros del suelo. Flotaba serenamente, emitiendo una luz suave que iluminaba la zona circundante con un resplandor celeste. A su lado, un círculo de luz del mismo color flotaba como una aureola.

A pesar de lo extraño de la situación, no sentí miedo. Al contrario, una vibración de paz y tranquilidad emanaba del objeto. Era como si su presencia irradiara una calma profunda, invadiendo todo mi ser. No podía apartar la vista de aquella figura enigmática.

Capítulo 2: El Encuentro

Me acerqué lentamente, impulsado por una curiosidad que no podía controlar. De repente, comencé a escuchar un sonido de trompetas fijas que resonaban en el aire, un sonido que iba aumentando en intensidad, aunque seguía siendo muy bajo. A medida que el sonido se hacía más fuerte, sentí la fuerza del viento arremolinándose a mi alrededor.

De repente, una voz en el aire, clara y poderosa, dijo: "LEE". Sin comprender del todo, miré hacia abajo y vi un pergamino que tocaba mi pie. Al alzar la vista, pude ver más pergaminos descendiendo lentamente desde el cielo. Me empeñé en recogerlos todos, corriendo de un lado a otro, atrapando cada uno con cuidado. Al final, tenía en mis manos un total de doce pergaminos, cada uno irradiando una ligera luz dorada.

Sosteniendo los pergaminos, el sonido de las trompetas se desvaneció y el viento se calmó. Supe que estos pergaminos contenían mensajes importantes, pero su significado aún era un misterio para mí. Estaba claro que lo que estaba experimentando no era simplemente un encuentro con lo desconocido, sino el inicio de una misión más grande de lo que jamás hubiera imaginado.

Capítulo 3: La Revelación

Con los pergaminos en la mano, me senté en el suelo, la curiosidad y la ansiedad luchando por el control de mis pensamientos. Decidí desenrollar el primer pergamino, esperando encontrar respuestas. Pero para mi sorpresa, la hoja estaba en blanco. Frustrado, abrí el segundo pergamino y luego el tercero; todos estaban en blanco. Con cada hoja que desenrollaba, mi desesperación crecía. Llegué al séptimo pergamino y, por fin, vi algo escrito:

"Tu sed de sabiduría se ha saciado," decía en letras elegantes y cursivas. Y en el siguiente renglón, una instrucción: "Léeme en voz alta."

De repente, entendí todo. Un conocimiento profundo y misterioso se activó en mi cerebro, como si siempre hubiera estado allí, esperando ser descubierto. Las hojas que antes estaban en blanco comenzaron a llenarse de letras impresas, formando párrafos que parecían fluir con un propósito claro.

Me senté en el zacate, sintiendo una concentración y una memoria que nunca había experimentado antes. Con cada palabra que leía en voz alta, sentía que el conocimiento se grababa indeleblemente en mi mente. Leí y releí, y con una sola lectura, había absorbido todo el contenido de los pergaminos. Los textos hablaban de secretos ocultos y verdades que desafiaban la comprensión humana.

Cada pergamino era un capítulo de un vasto conocimiento que me había sido otorgado, y comprendí que mi encuentro con Zethar no había sido una coincidencia. Había sido elegido para llevar este conocimiento a la humanidad, para guiar a mi especie hacia un futuro de iluminación y sabiduría.

Capítulo 4: El Viaje

Me levanté del zacate, los pergaminos firmemente agarrados en mis manos. Era como si ya supiera qué hacer a continuación. Cerré los ojos y me concentré, imaginando una nave circular descendiendo del cielo. No pasaron más que unos segundos antes de escuchar un suave zumbido y sentir una vibración en el aire.

Abrí los ojos y allí estaba, una nave circular flotando a pocos metros de mí. Su superficie era de un material metálico y reluciente, reflejando la luz del sol en destellos hipnóticos. Parecía que la nave había respondido a mis pensamientos, como si estuviera sintonizada con mi mente.

Sin dudarlo, me acerqué y una abertura se formó en su costado, revelando un interior luminoso y acogedor. Subí a bordo, sintiendo una extraña sensación de familiaridad y confianza. La abertura se cerró detrás de mí, y la nave comenzó a elevarse suavemente.

Desde dentro, podía ver cómo el paisaje cambiaba rápidamente. Los árboles y montañas pasaron a ser solo manchas borrosas mientras la nave se desplazaba a gran velocidad. En cuestión de minutos, llegamos a un vasto lago de un color celeste intenso, tan claro que podía ver el fondo desde las alturas.

La nave descendió lentamente hasta tocar la superficie del lago, creando apenas una ondulación en el agua cristalina. Sentí una paz abrumadora al contemplar la belleza del lugar. Sabía que este lago celeste no era simplemente un destino, sino el próximo paso en mi viaje hacia el conocimiento y el entendimiento de los misterios que me rodeaban.

Me bajé de la nave y me acerqué al borde del agua, contemplando mi reflejo y sintiendo que estaba al borde de otro descubrimiento monumental.

Capítulo 5: La Visión del León

Al estar en el borde del lago, observando el reflejo del agua celeste, noté algo moverse al otro lado. Entre el pasto alto, emergió un león majestuoso, su melena dorada brillando bajo el sol. Me miraba intensamente, sus ojos llenos de una sabiduría antigua que me traspasaba. Sentí una conexión inmediata, como si el león y yo compartiéramos un vínculo más allá de lo terrenal.

El león se acercó al lago con pasos lentos y deliberados, y se acostó en la orilla, sin dejar de mirarme fijamente. Algo dentro de mí sabía que el león y el lago estaban intrínsecamente conectados, y que este encuentro era de vital importancia.

Mientras observaba fijamente al león, algo extraordinario comenzó a suceder en el agua. La imagen del león se reflejaba perfectamente, pero luego, el reflejo empezó a distorsionarse y cambiar. La figura del león se transformó gradualmente en la silueta de un ángel, con la mano derecha levantada y dos dedos apuntando hacia el cielo. La cara del ángel no era visible, oculta por una luz intensa que emanaba de su ser.

La figura angelical me miró, aunque no podía ver sus ojos, y su voz resonó en mi mente con una claridad indescriptible: "Acompáñame y apunta lo que vas a ver."

Sentí una mezcla de temor y reverencia. Sabía que debía seguir sus instrucciones. Sin dudarlo, tomé uno de los pergaminos y una pluma, listo para anotar lo que estaba a punto de presenciar. Me preparé para seguir al ángel, sintiendo que cada paso que daba me acercaba más a la comprensión de los grandes misterios del universo y de mi propia existencia.