Estados Unidos, que comenzó a imponer restricciones a las exportaciones de semiconductores a China en 2015, las amplió en 2021 y en dos ocasiones más en 2022, ya manifestó en su momento que pronto impondría requisitos de licencia adicionales a las exportaciones a más de cuarenta países adicionales que presentan un mayor riesgo de desvío de exportaciones a China.
Por otra parte, otro medio de comunicación estatal citó el pasado domingo a un funcionario de la Academia China de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (CAICT), quien durante una conferencia sobre economía digital afirmó que la capacidad de cálculo total del país en 2024 había alcanzado los 230 exaFLOPS.
Si damos crédito a este funcionario, China ha conseguido aumentar su capacidad de cálculo en 33 exaFLOPS en tan sólo once meses. El objetivo de aumentar aún más su capacidad en setenta unidades en los próximos doce meses es prueba del proceso de aceleración que vive el país.
Estos informes de los medios estatales también indican que el rápido aumento de la capacidad se ha visto respaldado por la adopción de tecnologías avanzadas de gestión de la energía, algunas de las cuales son fruto de la asociación con el fabricante estadounidense de vehículos eléctricos Tesla en abril.
Según CAICT, China ocupa el segundo lugar después de EE.UU. en capacidad de computación. Dicho organismo espera que Estados Unidos alcanzara los 200 exaFLOPS en 2022. Mientras, el pasado mes de mayo, China lanzó un ambicioso plan trienal para establecerse como líder mundial en IA y estándares informáticos. La iniciativa, que recibe el nombre de Plan de Acción para la Construcción de Estándares Informáticos (2024-2027), esboza una estrategia integral para reforzar la posición de China en la actual carrera tecnológica con EE.UU. y otras naciones, según se ha desvelado a través de un documento oficial.
