Traduza para o Português brasileiro: ### El Letrero

La noche era una pared impenetrable de oscuridad, sin luna, sin estrellas, como si el cielo hubiera sido tragado por el vacío. Llevaba horas conduciendo por una carretera desierta, solo acompañado por el suave zumbido del motor y el brillo amarillento de los faros cortando la negrura. El silencio a mi alrededor se volvía más denso con cada kilómetro, y la sensación de estar completamente solo en un mundo olvidado por el tiempo comenzaba a pesar sobre mí. De repente, el coche dio un tirón, tosió, y el motor se apagó con un sonido gutural. Me orillé, maldiciendo mi mala suerte.

Salí del coche, y el silencio me envolvió por completo. La noche parecía viva, palpitante con una quietud que hacía que mis oídos zumbaran. Por supuesto, mi teléfono no tenía señal. Abrí el capó, aunque no sabía mucho de autos, y fue entonces cuando el olor me golpeó. Un hedor agudo, a carne podrida, llenó el aire, como algo en descomposición cerca. Mi estómago dio un vuelco y me cubrí la nariz con la manga, intentando no respirar demasiado.

Entonces lo oí.

Un gruñido bajo y amenazante proveniente de las sombras del bosque al costado de la carretera. Mi corazón se aceleró. Giré lentamente, mis faros solo iluminaban el asfalto vacío y la amenazante silueta de los árboles. Pero entonces los vi. Ojos, dos orbes brillantes, amarillos, mirándome desde la maleza, distantes, pero claramente fijos en mí.

El hombre lobo.

Una figura enorme, cubierta de pelaje negro tan oscuro como la noche, con garras que brillaban a la tenue luz. El olor fétido se intensificó, como si el aire mismo estuviera contaminado por la presencia de la bestia. Sin pensar, comencé a correr. Mis piernas ardían, pero el pánico me impulsaba hacia adelante. El gruñido se volvió más fuerte, seguido de los pesados golpes de sus patas en el suelo, como un depredador listo para atacar.

Corría a ciegas, pero a lo lejos vi algo: una cerca, un portón de metal oxidado, con un letrero iluminado por los débiles haces de luz de mis faros. La esperanza surgió dentro de mí, desesperada, mientras me acercaba al portón. Pero cuando estuve lo suficientemente cerca para leer el letrero, me congelé. Las palabras en el letrero helaron mi sangre:

PROHIBIDA LA ENTRADA
PELIGRO
VACA BRAVA
PERRO BRAVO
BÚFALO ASESINO
CERCA ELÉCTRICA
EMPLEADO LOCO

Mi mente estaba enloquecida. ¿Qué demonios era este lugar? ¿Era un refugio o solo otra pesadilla? Miré hacia atrás, el hombre lobo estaba más cerca ahora, su gruñido casi vibraba en el aire. No tenía elección. Empujé el portón y entré.

El terreno era vasto y oscuro, rodeado de árboles espesos. La hierba alta rozaba mis piernas mientras intentaba alejarme de la entrada. El letrero prometía peligro, pero nada parecía tan mortal como lo que estaba afuera. O al menos eso esperaba.

De repente, algo se movió a mi derecha. Un fuerte ruido de cascos golpeó mis oídos, y mi corazón casi se detuvo. Desde el medio de la hierba alta, apareció una vaca enorme, con los ojos inyectados de sangre y espuma goteando de su boca. Me miraba con una furia salvaje, como si estuviera poseída. Antes de que pudiera reaccionar, escuché otro sonido detrás de mí. Un búfalo gigantesco, con cuernos amenazantes, emergió de las sombras, su mirada fija en mí.

“¡Mierda!” murmuré, sintiéndome atrapado. ¿Qué demonios era este lugar? Estaba huyendo de una pesadilla y metiéndome en otra. Mi instinto era correr, pero ¿hacia dónde? La cerca estaba lejos, la bestia peluda estaba afuera, y ahora estaba atrapado con una vaca furiosa y un búfalo que parecía listo para aplastarme sin pensarlo dos veces.

Mientras intentaba encontrar una salida, escuché algo, un sonido apagado, casi como una risa — una risa que no sonaba humana. No sabía si estaba empezando a perder la cordura o si el "empleado loco" del letrero era real. La situación se volvía más desesperada a cada segundo. Comencé a correr de nuevo, intentando esquivar a los animales, pero la sensación de ser observado se hacía cada vez más fuerte.

Finalmente, vi una pequeña construcción vieja en medio del terreno, una especie de cobertizo. Sin otra opción, corrí hacia allí, rezando para que las paredes fueran suficientes para mantener alejados los horrores del exterior.

Cuando llegué a la puerta, se abrió con un chirrido. Dentro, una luz tenue parpadeaba, y en el centro de la habitación, un hombre con ropa sucia y el cabello desgreñado me miraba con una sonrisa torcida. Sus ojos estaban desorbitados y sostenía una pala, con las manos manchadas de tierra y sangre.

“Te metiste en el lugar equivocado, amigo,” dijo el hombre con voz ronca, “pero no te preocupes. Aquí estarás seguro… de algunas cosas.”

El gruñido del hombre lobo resonaba desde algún lugar afuera, mezclado con los sonidos de los animales inquietos. La risa del hombre se hizo más fuerte, como si estuviera disfrutando de la situación. Estaba atrapado entre el hombre loco, el hombre lobo al acecho afuera, y los animales furiosos que deambulaban por el terreno.

Sin saber en quién o en qué confiar, cerré la puerta con las manos temblorosas. Tal vez, solo tal vez, tenía una oportunidad — una oportunidad de sobrevivir a una noche que parecía sacada de mis peores pesadillas.

Pero ese hedor a podredumbre volvió a llenar el aire.

Y esta vez, no estaba seguro de si venía de afuera… o de adentro.