Una Vida Tranquila Pt2

El movimiento del auto masajea mi cabeza, revuelve mis pensamientos, buenos, malos y otros ambiguos.

Todos incluyen a mi ahora difundo abuelo, una persona que veia todos los dias de mi vida, una persona que probablemente murio por la angustia causada por su nieto, imaginar a su unica familia vagando por las calles de este peligroso pais.

Esa podria ser la conclusion a la que lleguen los vecinos del barrio, pero yo sali esta noche con eso en mente. muchas veces el y yo tuvimos la misma conversacion, ¿cuando fue la ultima vez?

—¿Vas a salir Abel?—, pregunta mi abuelo con asombro.

—No, me puse camisa de vestir para estar aqui en la casa—, respondi con sarcasmo a tal obviedad

—Ya es tarde muchacho, son mas de las nueve de la noche!

—Y?

El anciano asombrado soltaba su taza de cafe, esa maldita sustancia la cual fue la razon de su diabetes tipo dos, la puso en su mesita , la que esta enfrente del televisor, se acerco a mi en la oscuridad de nuestra pequeña casa, la cual consiste solo en un cuarto muy grande con dos cuartos mas pequelños y un baño en medio, la mayoria del tiempo las luces estaban apagadas, el televisor era encendido desde que mi abuelo se despertaba, esa caja le decia que comer, que pensar, que decir , que hacer , mi abuelo se habia convertido en nada mas que un esteriotipo sacado de la television, para el un Hondureño debia andar con sombrero, beber cafe , trabajar el campo y hablar de politica o futbol, esa era la vida de este señor que en ese momento se me paro enfrente, con las luces que siempre mantenia apagadas , encendidas, no aparto sus pupilas de las mias, esos ojos cafe palido, igual que los mios , somos familia eso no hay duda.

—¿A que hora vas a regresar?—, cuestiono Javier, estaba resuelto a echarme de la casa de seguro , pero el sabia en el interior que yo aceptaria ese termino sin manifesto alguno, solo empacaria mis cosas pediria un taxi, me despediria y no volveria a menos que el me lo pidiera, tan sencillo como eso, destruiriamos nuestra familia por un mal entendido de autoridad, hacia mucho tiempo que el y yo habiamos superado esa barrera, el ya no era una persona que vivia para darme ordenes eramos dos iguales, ambos luchando por sobrevivir , ayudandose uno al otro, conseguir un trabajo como contador junior en green valley ayudo mucho a esta vivienda y le demostro a mi abuelo lo diferentes que eramos, por eso habia perdido el miedo de llevarle la contraria. de contestarle como si se tratara de otro amigo mas.

—Eso dependera de como este el ambiente, ¿por que? , ¿me va acompañar?—, rechiste con palabras elocuentes su interrogante a sabiendas que no me acompañaria, pero esperando muy en el fondo que me diera una respuesta positiva.

—A saber como, mijo, tenga cuidado en las calles , no se meta en malos pasos—, se aferraba a su postura pero yo no pensaba ceder a sus persuasiones y el no era el tipo de persona que recurriria a la excusa de ser un anciano solo y que nesecita de ayuda , el siempre caminaba con la espalda recta , a pesar de tener ochenta y tres años, seguia trabajando el campo, seguia tomando cafe con dos cucharadas de azucar, seguia fumando a escondidas de mi.

—Ni que fuera mi papá, ¿o es que quiere que le vayamos a hacer compañia en el presidio?—

—Ya vas vos—

—VAMOS ABUELO, VAMOS A ASALTAR UN BANCO, PARA QUE ESTE TODA LA FAMILIA REUNIDA¡¡¡¡—, exclame con tono de burla y entre carcajadas, Javier se llevo la mano al rostro haciendo una plegaria silenciosa.

—Bueno, ¿tiene llave del porton?— saque un llavero de mi bolsillo mostrandole las tres llaves, la del porton, la de la puerta de la casa y la de mi cuarto, el abuelo Javier se dio cuenta que ya no era aquel adolescente que dejaba olvidada sus llaves en la pulperia o en el colegio, habia cambiado, mi abuelo era una persona muy inteligente y supe explicarle las cosas de la manera mas simple para que no desperdiciara su eficiente cerebro que lo hacia dar vueltas a un asunto varias veces, es probable que incluso al momento de su muerte no haya podido darle fin al tema que era un taboo para el, su hijo el cual era mi padre.

Le di una palmada en el hombro antes de irme, aproximandome a la puerta escuche su voz.

—Abel¡

Voltee a verlo, tenia en sus manos "El elegante", su sombrero mas costoso , hecho de cuero negro y el dige de un toro adornando el centro de este, por un instante crei que se lo pondria , que iria por una camisa y me acompañaria, pero esas eran fantasias infantiles nada mas, yo lo sabia.

—Pongaselo mijo, a ver como le queda—, extendio su brazo ofreciendome el sombrero que descansaba en su mano derecha , un cumulo de emociones se mezclo dentro de mi, pero mi unica reaccion en ese momento fue reirme, aunque realmente no queria hacerlo.

—Nombre Abuelo, no bromee , ya quiere que se rian de mi ¿verdad?

—Si…, tenes razon mijo….., ahi disculpa…— , lentamente regreso al "elegante" de nuevo a su lugar, tal vez, esperando que yo cambiara de opinion, si, ambos somos parecidos , ambos aun tenemos la inocencia de un niño que sueña con un mundo en el cual todos son felices cerca de el y las cosas son siempre como se las imagina , pero ambos tenemos nuestros sufrimientos , que simplemente no contamos, porque somos hombres , nada mas por eso, en ese momento Javier me estaba reconociendo como un igual, alguien a quien le confiaria su sombrero mas valioso, di media vuelta y aguante algunas lagrimas que deseaban salir de mis ojos, porque rechace esa muestra de respeto, practicamente no quise la aceptacion de mi abuelo, porque no me interesaba, pero no queria que el lo supiera y las mismas increpancias regresaron a mi mente.

—Somos diferentes abuelo, yo si lo hubiera perdonado—, le dije sin verlo a la cara, con un nudo en la garganta, con el sonido de la television de fondo, resumenes semanales de futbol.

—Yo se que si hijo, buenas noches—, dijo estas palabras apagando la luz que habia encendido para hablar conmigo, ya se habia cansado del teatro, de explicarme que mi padre Alexis Martin Contreras fue un borracho que una noche de ebriedad tomo un cuchillo y asesino a su esposa Maria Torres Contreras, que yo era un niño que no se dio de lo que paso, que por eso puedo perdonar tan facilmente, pero hoy al parecer el abuelo se habia cansado y prefirio entender que no habia forma de hacerme entender sus sentimientos, simplemente, se rindio , el abuelo Contreras habia sido vencido, su voluntad quebrantada es algo que me negaba a ver.

—Buenas noches abuelo , no me espere despierto—, al decir esas palabras sali lo mas rapido que pude de la casa, tragando mis sentimientos, los cuales poco a poco se fueron ahogando en los sonidos de la noche, es que el no puede entenderlo, creo que nadie puede entenderlo, me puse mis audifonos , camine hacia la entrada de la colonia con la hermosa melodia de Emily una cancion de Piotr Wojtasik, mientras las luces hacian juego con la musica, yo no nesecito alcohol, mujeres o drogas, con simplemente estas salidas nocturnas viendo la ciudad desde arriba desde abajo, dentro de los bares y las discos escuchando mi musica, con eso basta para mi, asi soy feliz de pasar mi tiempo libre , pero el abuelo no pudo entender eso, el sombrero lo aislaba de las opiniones ajenas, tal vez por eso me rehuse a usarlo, porque no quiero pensar como el, ser cerrado y no darle paso a cosas nuevas, esta vida nocturna no es tan mala, no hago daño a nadie y si mi abuelo murio, es porque no supo dejar de preocuparse por nada, al final su misma preocupacion pudo haber sido la que lo matara, pero vaya ironia de la vida, el pasaba pendiente de las noticias mientras me esperaba, quiza esperando que apareciera muerto en algun informe de ultima hora, pero fui yo que tuvo que recoger su cadaver el cual no nesecito salir de casa para encontrar su muerte.

Tal vez estoy sacando conclusiones muy apresuradas, tal vez fue otra cosa que lo mato y no el sobre pensar que su nieto estaba circulando las calles de San Pedro el lugar que habia sido la perdicion de mi padre.