CONTEXTO Y SI, ES MUCHÍSIMO TEXTO: La historia de mi vida quizá sea como la típica vida promedio en Latinoamérica, aunque preferiría que no te sientas identificado,

Los momentos tristes que mas recuerdo comienzan desde que tengo memoria, el primer castigo de mi vida fue a los 4 años, cuando por accidente derramé mi atole de fresa en la alfombra, debido a eso mi madre me encerró en el closet; desnudo, golpeado, hincado y a oscuras, supongo que de esos momentos difíciles se trata la infancia, siempre es difícil de una u otra manera, la recuerdo una y otra vez golpeándome hasta cansarse, y aún así buscar la fuerza dentro de ella para seguir haciéndolo, pero gracias al cielo siempre tuve un ángel guardián, era el sonido, ella siempre se detenía cuando sentía que muchas personas nos estaban escuchando, será por eso que no soporto el silencio?

Es muy extraño porque muchas de mis primeras experiencias, buenas o malas, fueron a su lado, como aquella ocasión en la que me obligó a meter a algunos gatos dentro de una bolsa de plástico para después tirarlos en el camino, jamás olvidaré la primera vez que vi la coca, y mucho menos olvido el momento en el que ella comenzó a inhalarla, supongo que para mí yo de 13 años mirarla haciéndolo fue algo genial, viví en muchas casas porque siempre me corrieron de cualquier lugar al que iba, como si se tratase de un balón, de un lado del campo al otro, siempre desechado.

Aún así, yo siempre intenté volver a su casa, buscando a mi mamá, sintiendo un vacío que necesitaba siempre llenar, jamás olvidare la ultima vez que estuve en su casa (la cual fue embargada tiempo después), recuerdo mucho el silencio porque el lugar se encontraba solo, me recuerdo poniendo musica en mi celular y recogiendo un poco, diablos, a veces extraño ese lugar tan inseguro que de una u otra manera era mi lugar seguro. Este tipo de recuerdos podría darles una idea del tipo de situación en la que me encontré toda mi infancia, un día tras otro.

Varios años después, tuve un primer noviazgo real, justo dos meses después de cumplir 18 años, eso me ganó ser expulsado de la casa de mi abuela y alejarme de mis hermanos pequeños al no tener a dónde ir (otro trauma que me hace sentir culpable), supongo que el destino me orillo a tener que vivir en la casa de mi ex (Karla), unos meses después, a los 19 nació mi primer hijo (Alejandro), me mantuve a su lado durante sus primeros 2 años, pero aún así me las arreglé para cometer un sin fin de errores con su madre, yendo y viniendo, aprovechándome de su amor, hasta que un día me di cuenta de lo mal que estaba haciendo, entendí que tenía que alejarme, eso me costó la relación con mi hijo, sus primeros años fueron importantes y yo no estuve ahí, seguí mi relación con su madre (Karla) a escondidas de sus padres porque simplemente no confiaban en que pudiera tratarla bien, nos veíamos los fines de semana, en los cuales teníamos relaciones, mi segundo hijo venía en camino, pensé que sería la oportunidad de hacerlo mejor, vivir con Karla y nuestros hijos, pero eso solo duro un tiempo, pasaron 2 años y de repente tomé la decisión de terminar todo, cuando todo era una rutina que estaba bien, cuando podía ver a mis hijos todos los días, terminé con todo, la primera vez que repliqué las costumbres de mi madre, eso desencadenó mis primeros ataques de ansiedad, problemas intestinales y tener que recurrir por ayuda médica, psiquiátrica y psicológica.

El tiempo pasó y comencé a aprovechar el tiempo con mis hijos, todas las semanas pasaban 3 días en mi casa, los recuerdo con tanta motivación de que llegase el día de venir conmigo, deje los tratamientos a un lado sin recomendación médica, hasta que un día conocí a Yessica, no vi a mis hijos durante 2 meses, claro, esa es otra culpa más agregada a mi penitencia, mi relación con Yessica fue tan rápida, un día la conocí y 1 mes después vivía conmigo, es de esperar que tampoco la trate bien, me aproveche de su amor, la manipule de todas las maneras posibles, la insulté y aún así seguía a mi lado, hasta que un día no regreso a casa, desde ese momento me di cuenta de que así se veía el querer hacer algo por ti, ella lo hizo por si misma.

Haberme separado de Yessica es un evento canónico en mi vida y aunque lamento mis acciones, por las cuales me siento culpable, es algo que volvería a cometer, después de eso acudí por ayuda psicológica semanalmente, comencé a ver a mis hijos todas las semanas, un día pude dormir por mi propia cuenta, sin la ayuda de ninguna pastilla

De repente sentí que 3 días a la semana con mis hijos no eran suficientes, solo quería más tiempo y más, y más, así que acudí por ayuda legal, ese debió de ser uno de los días más difíciles de mi vida adulta, solo quería estar en la misma ciudad que mi madre y abrazarla, o sentirme apoyado, pero todo salió mejor de lo que imaginé, jamás pude creer la facilidad con la que mi ex aceptó nuestro acuerdo legalmente, hoy en día mis hijos viven conmigo, soy padre soltero, la vida cambió muchísimo, su madre dejo de mirarlos como antes, eso generó un trauma en querer cuidarlos y sobreprotegerlos de todo, incluyendo de la realidad, quizá sea mejor vivir en nuestra pequeña burbuja en la que no escuchamos corridos tumbados en la casa porque no tienen edad para eso, tengo una vida muy rutinaria, no tengo ganas de salir corriendo porque sé que si hoy dejo a mis hijos, nadie estará con ellos y no puedo permitir que tengan la vida que yo tuve, tristes y en la desesperación

aún así, en algunos momentos no puedo evitar recordar mi vida y sentirme triste, en algunas ocasiones, cuando me encuentro lavando los trastes, reflexiono al respecto de mi padre o de mi madre, siempre recuerdo que podría dejar caer una bomba de hidrógeno sobre todas las personas del planeta con tal de ver a mis hijos y eso me hace pensar cómo pude ser desechable para mis padres, pero al final del día yo siempre seré como un cachorrito, queriendo regresar con su madre, olvidé mencionar que siempre he sido una persona muy solitaria, no tengo ningún amigo o amiga, la única amiga que tuve, me traicionó y desde entonces no me he vuelto a dar la oportunidad de confiar en alguien