¿Debería volver a preguntar?

TL;DR: Le pregunté en junio a una chica con la que rompí en marzo si quiere volver a retomar la relación y aún no me ha contestado, pese a que seguimos viéndonos y hablando asiduamente. No sé si volver a referirlo, ya que noto desde hace meses que ella me quiere decir algo, o seguir quitándome horas de sueño e inundar mi mente de incertidumbre por no tener una respuesta concisa al respecto y esperar a que ella hable cuando le salga del kiwi, lo cual es indeterminado.

Buenas.

En febrero de este año, le pedí salir a una chica que era amiga de mi grupo de amigos, con la cual no había coincidido hasta octubre de 2023 debido a que ella estaba estudiando fuera. La cosa iba bien cuando estábamos juntos, pero ella seguía estudiando fuera y las veces que estábamos a distancia, la comunicación era muy intermitente y muy vaga. Soy una persona a la que, por ejemplo, le gusta dar los buenos días, preguntar cómo se antoja el día, cómo ha ido el día, etc. Por mi parte, suelo dar bastantes detalles cuando me preguntan sobre cualquier cosa, y también me gusta recibir respuestas equivalentes. A ella este tipo de cosas le agobiaban, y normalmente respondía a las tantas horas. Llegaba a puntos en los que estábamos hablando fluidamente (leer y responder en el momento) y, de repente, parar ella de hablar y responderme a las X horas. Por supuesto, entiendo que en algún momento se pueda pillar a alguien ocupado, pero el hecho de no decir nunca absolutamente nada al respectp me chocaba bastante, ya que cuando a mí me pasa algo así, comunico que estoy haciendo X y que voy a tardar en responder o que tengo que dejar el móvil. Esto derivó a que un día tuve la necesidad de hablar con ella por teléfono, cosa que le dije a las 01:00 de la noche con la intención de hablar a la mañana siguiente, y no me llamó hasta las 20:00 de la tarde porque estaba con "mucha gente en la playa y que no iba a poder atenderme bien" (yo ni sabía que iba a ir a la playa). A mí esto me pareció una declaración de intenciones, en toda regla.

Tal era mi frustración que me sentía como intentar arrancar un coche con el motor roto. Este cúmulo me hizo comentar la situación con personas que no conocían de la existencia de la chica, para evitar implicar a personas que conocemos mutuamente. Casi todos me dijeron que esto era síntoma de que no tenía interés en mí y que no era compatible conmigo por mi forma de ser. Hasta cierto punto, lo entendí, y de hecho, se me metió tanto en la cabeza este concepto que acabé montándome películas del tipo que que solo me quería para acostarse conmigo los fines de semana. Llegué hasta tal punto que, al mes siguiente, en marzo, le dije de terminar la relación porque no me gustaba cómo estaba fluyendo. Ella me dijo que no me iba a intentar hacer cambiar de opinión, pero que era muy radical y que me estaba equivocado. Que tenía que darle más tiempo. No intentó manipularme ni hacerse la víctima en ningún momento, lo cual me dio mucho qué pensar sobre si ella estaba en lo cierto.

A la semana siguiente, mis amigos me dijeron que ella les contó más o menos lo que había pasado y que estaba verdaderamente afligida por si me había hecho daño involuntariamente. En ningún momento habló mal de mí ni dijo eso para hacerse la víctima, lo cual me dio aún más que pensar. De hecho, mis amigos me tratan igual de bien que antes a día de hoy y no he notado ningún gesto o puntillita hacia mí en todo este intervalo.

Con el tiempo, la chica y yo hemos seguido quedando y haciendo planes, tanto con el grupo como en solitario, ya que mantenemos buena relación de amistad y es una persona que no me gustaría perder, pues la aprecio verdaderamente. De hecho, en mayo me dijo que tenía unas ganas locas de besarme y abrazarme cuando me veía, pero que no pensaba que fuéramos compatibles como pareja. Tengo que apuntillar que esto empezó en una conversación por WhatsApp un miércoles, en la que me dijo que "tenía que decirme algo, pero que no era importante". El sábado de esa misma semana, estuvimos juntos en una quedada con el grupo y en un momento en el que estábamos solos, me dijo de nuevo que me tenía que decir esa cosa. Lo que me hizo gracia es que me lo dijo justo cuando estaban mis amigos acercándose, de modo que no me lo confesó en ese momento. Fue por WhatsApp, a las 3 de la mañana, cuando me dijo lo mencionado anteriormente. Me dio qué pensar, ya que ahí sí que percibí juegos mentales por su parte.

Su declaración me hizo reflexionar, y llegado junio, mes en el que ella volvía a estar por el pueblo, le dije que me gustaría que volviéramos a estar juntos, ya que era frustrante llevarnos tan bien y no estar en pareja. De paso, también quería que me demostrara si era el tiempo realmente el factor determinante en su frialdad a distancia y, si al vernos más en persona, esto conllevaría una mejor química por teléfono. Al transmitirle esto, ella declaró cosas como que si ella no estaba a la altura de mis expectativas, no era porque lo hiciera a posta, si no porque no le daban más las neuronas (dicho literalmente por ella) y que le daba miedo volver a intentarlo tras lo que había pasado. También me dijo que no concebía estar con otra persona peor que yo y que le había puesto el listón muy alto, ya que pensaba que yo iba.a ser el hombre de su vida. Le dije que no tenía que darme una respuesta en el momento, que lo pensase tranquila y que tenía todo el tiempo del mundo para responder. Este último detalle fue una cagada porque ahora me encuentro en una tesitura particular.

Tras prácticamente tres meses desde que le dije eso, hemos seguido quedando y hablando bien, como si no hubiera pasa absolutamente nada de nada. No obstante, han habido cosas que no me han echo gracia. Antes de la feria de mi pueblo, ella dijo en el grupo que no iba a salir ni un día, resultando en casi todo lo contrario. Y digo casi porque yo salí un día, y ese día no salió ella. En ningún momento me dijo de quedar ni nada por el estilo, lo cual me resultó raro. Adicionalmente, durante este verano, han habido momentos muy extraños. Por ejemplo, estábamos un día de julio dando un paseo y me dijo: "Zutano me ha dicho que estamos juntos". Yo no le dije nada porque sabía que ella quería que yo le respondiese: "¿Y qué le has contestado?". Se quedó un rato esperando mi respuesta y le hablé de otra cosa de Zutano que no tenía nada que ver. La noté bastante nerviosa, pero no me llegó a decir nada. Por otra parte, en julio me mudé de pueblo y justo el último día que quedamos antes de irme, noté que se iba a poner a llorar en la despedida pero me dijo que era porque, como es supuestamente alérgica a los gatos, se metió los dedos en el ojo tras haber tocado a uno que hacía una hora que vimos. Por último, a principios de este mes, al despedirnos tras haber estado toda la tarde juntos, nos abrazamos como de costumbre, pero me cogió las manos y estuvimos mirándonos unos 40 segundos. Le pregunté si me quería decir algo y me respondió que no, que pensaba que yo le iba a decir algo. Se puso muy nerviosa tras esto.

Con todo este contexto creado, creo que quiere decirme algo pero que no se atreve. Hablamos bastante, tiene a casi todo el mundo archivado en WhatsApp excepto a mí, a sus padres, y a dos amigas, es la última persona de la que se despide todos los días que hablamos (hay días que no contactamos) y hace poco, me dijo que no quería ir al gimnasio a poner caras raras delante de su crush (yo). Como he dicho antes, el haberle dado todo el tiempo del mundo para pensar sobre si volver juntos o no me está matando, ya que llevo varios meses sin dormir bien. No hay día que no piense en si me equivoqué en tomar la decisión de dejarla y no sé qué está pasando actualmente por su cabeza, lo cual me genera una incertidumbre tremenda. Mi parte racional me dice que no vuelva a preguntarle sobre la cuestión de volver juntos y que ella dé el paso ya que tiene la pelota sobre su tejado, pero mi parte irracional quiere poner fin a esta puta mierda de situación preguntándole de nuevo si quiere estar conmigo o no y tener a mi mente en paz de una vez.

No sé qué hacer. El amor duele.