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Dimite la directora del Servicio Secreto por los fallos de seguridad en el atentado de Trump


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Kimberly Cheatle, la directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, ha presentado su dimisión este martes por los errores de seguridad que permitieron que un tirador estuviera a punto de matar a Donald Trump hace 10 días en un pueblo de Pensilvania. Cheatle, que en los días posteriores al atentado asumió “la responsabilidad última”, y que esta misma semana reconoció en una audiencia ante el Congreso que se trataba “del mayor fracaso en décadas”, no ha resistido a la presión y las críticas de los congresistas de ambos partidos, que le preguntaron “cómo podía el pueblo americano confiar en los resultados de la investigación” que está en marcha para determinar los errores y evitar que se vuelvan a producir “si la persona que es responsable es la misma que supervisa el proceso”.

“La misión solemne del Servicio Secreto es proteger a los líderes y la infraestructura financiera de nuestra nación. El 13 de julio fallamos“, ha escrito en su carta de renuncia Cheatle. “El escrutinio durante la última semana ha sido intenso y continuará a medida que aumente nuestro ritmo operativo. Como su directora asumo toda la responsabilidad”, reitera la ya ex directora, en el cargo desde 2022 tras la designación del presidente Joe Biden.

En la audiencia pública de este lunes, la agente reiteró que la búsqueda de culpables debía empezar y terminar en ella en una comparecencia marcada por esquivar muchas de las preguntas de los políticos de los dos partidos, que irritados pidieron en un comunicado conjunto que se fuera. Diciendo alguno de ellos, incluso, que mentía para no dar detalles amparándose en que el FBI, responsable de la investigación, no se lo permitía.

El expresidente Donald Trump no ha tardado en reaccionar “La administración Biden/Harris no me protegió adecuadamente y me vi obligado a recibir una bala por la democracia. ¡FUE UN GRAN HONOR HACERLO!”, escribió en su cuenta de Truth Social.

Apenas unos días antes de este duro examen en Washington, Cheatle fue perseguida y acosada nada menos que por dos senadores del país en los pasillos del centro de congresos de Milwaukee en el que el Partido Republicano celebraba su Convención Nacional. Le reprochaban que un joven de 20 años sin formación militar hubiera podido abrir fuego y herir a Trump. Más tarde se supo que Thomas Matthew Crooks había estado en el radar de los agentes, los del Servicio Secreto y los cuerpos estatales, desde una hora antes de abrir fuego. Y que incluso ese mismo día había volado un dron sobre la zona del mitin para buscar la posición elevada desde la que disparar.

Cheatle ha desmentido que el equipo de Trump pidiera más protección y le fuera denegada. Pero los congresistas no sólo cuestionaron la falta de recursos asignados ese día sino el hecho de que no se hubiera incluido en la planificación un presunto intento de asesinato de Trump por parte del régimen iraní.

Cheatle, que se incorporó al Servicio Secreto en 1995 y participó en la evacuación del ex vicepresidente Dick Cheney durante el 11-S, se defendió alegando que había suficientes agentes y que actuaron de forma profesional y valiente. “En menos de tres segundos se echaron encima” de Trump, explicó, una vez que se escucharon los disparos.

En un correo electrónico enviado a los compañeros del Servicio Secreto, más de 7.000, la ex directora repasa 27 años de carrera al servicio de muchos presidentes y vicepresidentes y apunta que no quiere que todo el caso alrededor de su persona “sea una distracción del gran trabajo que todos y cada uno de vosotros hacéis en nuestra misión vital”, dice el mensaje. La directora recalca también que “este incidente no nos define. Seguimos siendo una organización basada en la integridad y compuesta por personas de dedicación y talento excepcionales”.

En los días posteriores al tiroteo, altos funcionarios de la administración Biden respaldaron públicamente a Cheatle, incluido el secretario del Interior, Alejandro N. Mayorkas. La agente contaba con la confianza del presidente y su mujer, a quienes había protegido también en persona durante sus años como vicepresidente de Obama. Pero la cascada de errores, desde la designación del perímetro de seguridad a la comunicación entre los diferentes niveles de protección, ha sido demasiado. El de Trump fue el primer atentado presidencial desde 1981, cuando un hombre logró disparar y herir a Ronald Reagan y tres personas más.

“Jill y yo agradecemos a la directora Kim Cheatle por sus décadas de servicio público. Ella ha dedicado y arriesgado su vida desinteresadamente para proteger a nuestra nación a lo largo de su carrera en el Servicio Secreto de los Estados Unidos. Le agradecemos especialmente que aceptara liderar el Servicio Secreto durante nuestra Administración y estamos agradecidos por su servicio a nuestra familia. Como líder, se necesita honor, coraje y una integridad increíble para asumir la plena responsabilidad de una organización encargada de uno de los trabajos más desafiantes en el servicio público”, ha dicho Biden en un comunicado agradeciendo a la directora del Servicio Secreto su labor estos años.

La Casa Blanca, en un comunicado, ha dicho que esperan que las conclusiones de la investigación aclaren los fallos. “Todos sabemos que lo que pasó ese día nunca puede volver a suceder. Le deseo a Kim todo lo mejor y nombraré un nuevo Director pronto”, dice el texto.





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