Cuando uno termina de ver o leer la autobiografía de JD Vance (Hillbilly Elegy, de 2016), la hoy mano derecha de Donald Trump y quien sería vicepresidente de Estados Unidos si el expresidente retoma el mando del gobierno federal al conocerse los resultados de la elección en noviembre, queda claro que las esperanzas de que se puede lograr el sueño americano —aun siendo de bajos recursos, con una familia disfuncional, sin padre y con una madre traumada y drogadicta— son grandes si se trabaja en ello.
Sin embargo, la etapa bonita de superación personal, de protección a los seres queridos, de lograr graduarse de la universidad a pesar de las adversidades, aquello que deja un buen sabor de boca de que Vance tome un lugar importante en el gobierno estadunidense, se van diluyendo cuando se pasa a la siguiente parte de su vida, aquella que va al campo profesional.
Vance, quien se graduó en Derecho de Yale en 2013, comenzó su carrera rumbo a la senaduría de Ohio y hoy a la vicepresidencia de EU, trabajando en el área de la Bahía de San Francisco, donde conoció de cerca a grandes empresarios tecnológicos, pero sobre todo a los gigantes de las inversiones del sector, siendo Peter Thiel un as bajo la manga.
Thiel, admirado por unos, temido por otros y despreciado por muchos, es la mente detrás de casi todos los gigantes tecnológicos, desde Facebook a SpaceX. Además, es el ideólogo de los movimientos que buscan que el trumpismo sobreviva al propio Donald Trump.
El periodista Max Chafkin, que lo conoce personalmente, lleva desde 2004 investigando las conexiones entre las finanzas y la tecnología. En 2021 publicó The contrarian (El contrario), una biografía no autorizada de Peter Thiel, donde explica que va a contracorriente en los negocios y en la vida, “y le va muy bien. Apoya ideologías oscuras por ese espíritu de contradicción”.
A él le encanta proyectar esa imagen. Es un tipo misterioso con unas conexiones turbias que hace un montón de dinero gracias al uso de nuestros datos. Pero también es un superhéroe para sectores muy conservadores. Es de las pocas personas capaces de moldear el futuro, para lo bueno y para lo malo”, explica Chafkin.
Pero, ¿cuál es el peligro de que JD Vance sea muy cercano a Thiel? Luego de graduarse de la Facultad de Derecho en Yale, el hoy político se mudó al Área de la Bahía de San Francisco y trabajó como ejecutivo en Circuit Therapeutics, una empresa de biotecnología.
Como publicó The New York Times esta semana, Frederic Moll, el director ejecutivo de Circuit en ese momento, dijo que contrató a Vance porque “era un tipo muy inteligente con una experiencia impresionante en el ámbito jurídico, pero también porque era un favor para Peter”, refiriéndose a Thiel. La firma de capital de riesgo de Thiel había invertido anteriormente en una de las empresas de Moll.
Vance se mantuvo en contacto con Thiel, quien escribió un texto promocional para las memorias de Vance, Hillbilly Elegy. Thiel también alentó la contratación de Vance para un puesto en Mithril Capital, una empresa de capital de riesgo que Thiel cofundó, dijo una persona con conocimiento de la situación.
CAPITAL SEMILLA
Durante casi cinco años que trabajó de cerca con las tecnológicas y sus grandes inversionistas, Vance comenzó a crecer a medida que Hillbilly Elegy se convertía en un éxito de ventas. Hoy inclusive se ha puesto de moda una película del libro que puede verse en Netflix. En esa época Thiel había ganado atención por su apoyo a Donald Trump, y Vance había tomado una dirección diferente y se definió como un “chico que nunca apoyaría a Trump” en una entrevista con Charlie Rose.
En 2020, Vance fundó su propia empresa de capital de riesgo, Narya Capital, en Cincinnati. Recurrió a sus contactos tecnológicos, incluido el exdirector ejecutivo de Google, Eric Schmidt, el inversor multimillonario Marc Andreessen y Peter Thiel, para recaudar un fondo de 120 millones de dólares. Thiel aceptó formar parte del comité asesor de liderazgo de Narya.
Para entrar a la política, Vance cofundó una red de importantes donantes conservadores con algunos líderes tecnológicos llamada Rockbridge Network. En julio de 2021, anunció su candidatura para el escaño del Senado de Ohio, que pronto quedaría vacante. Peter Thiel aceptó respaldarlo y negoció las conversaciones entre Trump y Vance, quien buscó el apoyo del expresidente.
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Hoy, la relación de Thiel con Trump se ha deteriorado por las declaraciones del expresidente contra los monopolios tecnológicos y algunas regulaciones contra los inversionistas del sector, mientras que los vínculos de Vance con Trump se han fortalecido. En una conferencia celebrada en Aspen, Colorado, el mes pasado, Thiel dijo que votaría por Trump sólo “si me apuntan con una pistola a la cabeza”.
A pesar de ello, el NYT publicó que Thiel hizo llamadas para alentar a Trump a que eligiera a Vance. Ahora que JD es el compañero de fórmula de Trump, es mucho más probable que Thiel respalde la candidatura, dijeron dos personas cercanas al inversor.
Elon Musk también alentó a Trump a elegir a Vance en comunicaciones privadas recientes. El pasado lunes, Musk calificó la elección de Vance como una “decisión excelente” y días después dijo que apoyaría con 45 millones de dólares cada mes la campaña.
NO A REGULAR
Otros dos inversionistas que han volteado a ver a Trump nuevamente como presidente son Marc Andreessen, y Ben Horowitz, cofundadores de las empresas de capital de riesgo más importantes en Silicon Valley, y cercanos también a Vance.
Andreessen, quien aseguró esta semana que era leal a los demócratas, afirma que en la carrera presidencial de 2024, apoyará y votará por el expresidente Donald Trump. La razón por la que elige a Trump en lugar del presidente Joe Biden se reduce principalmente a una cuestión importante: cree que las políticas de Trump son mucho más favorables para la tecnología, específicamente para el ecosistema de las startups, pues no hay una regulación que ponga el riesgo el negocio.
Durante el último episodio del podcast The Ben & Marc Show, Horowitz comentó que “desearía que no tuviéramos que elegir un bando. Literalmente, creemos que está en juego el futuro de nuestro negocio, el futuro de la tecnología y el futuro de Estados Unidos”.
Andreessen y Horowitz argumentaron que la destreza tecnológica es uno de los tres pilares, junto con la economía y el poderío militar, que permitieron a Estados Unidos ser el país más exitoso del mundo durante el último siglo. El dominio estadunidense en estas tres áreas ayudó a Estados Unidos a derrotar pacíficamente a una de las mayores amenazas del siglo XX, la Unión Soviética.
¿Por qué es importante la tecnología? Porque si no se tiene la parte tecnológica de ese triángulo, no se tendrá la parte económica ni la parte militar”, dijo Andreessen.
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