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Infinite Inside: ANÁLISIS


¿Qué se esconde en lo más profundo del cerebro? Recuerdos perdidos, nuestro verdadero yo… un sinfín de pensamientos y memorias que solo pueden aparecer reuniendo la piezas de un gran rompecabezas. Disponible para PSVR2, Quest 2/3/Pro, PC VR, Pico y Apple Vision Pro.

En busca de la pieza perdida

Maze Theory, los encargados de traernos títulos de realidad virtual basados en series como Peaky Blinders o Doctor Who, lanzan un nuevo juego de realidad virtual con el foco puesto en los puzles. Un monolito de piedra aparece frente a nosotros en lo que parece ser una habitación de nuestra propia casa. Tiene cuatro caras y podemos girarlo sobre su eje para indagar qué esconde cada uno de dichos lados. También es posible desplazarlo verticalmente y descubrir compuertas o cajones que puedan contener piezas de un rompecabezas de forma generalmente cúbica. Las piezas que lo componen se indican en el dorso de la mano izquierda sabiendo así cuando tenemos los componentes necesarios para resolverlo por completo.

 

El flujo de juego siempre se basa en el objetivo de dar con las piezas necesarias para completar los cubos que nos permitan avanzar por los cinco capítulos que componen Infinite inside. La gracia del asunto viene al meternos en los diferentes monolitos, un reflejo de nuestro “yo” interior y movernos por sus laberínticos pasillos en busca de las piezas del siguiente rompecabezas. Eso sí, el movimiento es única y exclusivamente mediante teletransporte y sólo a través de los unas esferas desfragmentadas apuntando hacia ellas con nuestra mano resultando en algo poco fluido.

 

 

Los escenarios y rompecabezas no evolucionan más allá del número de piezas y las enrevesadas formas de ellas pero sí hay unos pequeños alicientes adicionales que varían levemente cómo desplazarnos por el nivel. En ese momento es importante jugar con la figura humana que nos transporta a su interior o nos devuelve a la habitación. Un juego de entre mundos que desde el primer momento lo sentimos limitado. Y efectivamente así es como acaba siendo. Un conjunto de buenas ideas que simplemente se quedan en la superficie.

 

Infinite Inside no ofrece un excesivo reto, primando más el ensayo y error a la hora de hacer encajar las piezas que la dificultad sobre cómo encontrar cada una de ellas. Es más, por lo general, todas ellas se encuentran en otros monolitos (con la misma estructura de cajones del principal) evidenciando su ubicación y cómo conseguirlos. No hay nada más con lo que interactuar a pesar de que se podría haber hecho algo con los objetos decorativos que inundan cada rincón, por lo que tras varios niveles sabemos exactamente dónde ir y qué hacer.

 

Inifinite Inside

Primero buscamos las piezas para después montar el puzle.

Interior efímero

Lo cierto es que en lo visual luce tan bien, con una resolución envidiable: modelados, texturas cuidadas y textos perfectamente definidos (en español) que nos hacían presagiar el mismo trato en lo jugable. El uso del HDR es de lo mejor que hemos visto en PSVR2 con una iluminación que sabe sacar partido de él así como de los negros que ofrecen las pantallas OLED. Un gran apartado que se resiente al, precisamente, no contar con movimiento libre o permitirnos trastear con objetos interactivos. Lo mismo en lo sonoro, con buenos temas ambientales y fx.

 

Pero ciñéndonos a lo que ofrece también hay varias asperezas que podrían haberle dejado en mejor posición. El teletransporte pedía a todas luces hacerlo mediante seguimiento ocular evitando el apuntando milimétrico a los puntos de movimiento e incluso, entre ellos, salir de la rigidez de pasar por orden de uno a otro aunque tengamos a nuestro alcance varios de ellos. Incluso la rotación por ángulos sobre nuestro eje no funciona desde el centro, lo que provoca que al girar tengamos sobre nosotros el monolito a investigar forzando así el reubicarnos en el juego para posicionarnos correctamente.

 

 

Al final las piezas del rompecabezas solo pueden unirse frente al monolito sobre el que encajarlo (aparecen automáticamente ahí) y es bastante habitual tener que apartarlas a un lado porque nuestras manos chocan contra él impidiendo juguetear con ellas de forma tranquila. Pequeñas incomodidades básicas que alejan a Infinite Inside de ser la experiencia que desde Maze Theory, padres de Doctor Who: The Edge of Time y Peaky Blinders: El Rescate Real – Edición Completa pretendían conseguir. Lejos queda la fluidez del notable FORM, un título muy similar en planteamiento, e incluso la versatilidad de Puzzling Places a la hora de encajar piezas.

 

Es una lástima que su escasa hora y media de duración hasta ver los créditos ofrezca un juego de puzles ligero, sin nada realmente especial y que esa parte narrativa no llegue a transmitir nada remarcable con pequeñas animaciones de nosotros mismos (de aspecto rocoso), poco expresivas, mientras deambulamos por los niveles. Tras esto nos queda un taller donde pelearnos de nuevo con los rompecabezas, ya sin buscar piezas, por simple ocio añadiendo nuevos para la ocasión con formas de objetos reconocibles aunque sumamente sencillos. Y no, no hace uso de gatillos adaptativos ni de la vibración del visor y es algo que añadiría un plus de tangibilidad.

 

Ininite InsideSolo podemos movernos a través de esos polígonos flotantes.

Conclusión

Infinite Inside se queda en la superficie de una propuesta que apuntaba maneras. Pero todo eso de escenarios con perspectivas imposibles resulta en algo meramente anecdótico con un desarrollo que no evoluciona demasiado y acaba en un suspiro justo cuando podría profundizar en todo lo que deja sobre la mesa. Este espacio interior ha resultado ser demasiado finito.

 

Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.000.001



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