Tecnologia

Meta aparca el metaverso para ganar la partida de la IA


El grupo acaba de lanzar la última versión de su modelo Llama 3.

En la última conferencia con analistas de Meta, en abril, la palabra inteligencia artificial se mencionó hasta en 100 ocasiones. Solo su consejero delegado, Mark Zuckerberg, se refirió a ella 25 veces durante su intervención y en las posteriores respuestas a las preguntas de los analistas. Por contra, el término metaverso, el proyecto de realidad virtual que llevó a la empresa a cambiar su nombre de Facebook por Meta en 2021, apenas apareció cuatro veces.

Los datos ponen en evidencia el giro discursivo que ha dado el gigante de las redes sociales, después de la negativa acogida que tuvo entre los inversores su gran apuesta por los mundos virtuales, y el enorme interés que suscita todo lo relacionado con la IA. El propio Zuckerberg ha llegado a referirse a este asunto para aclarar que la empresa sigue confiando en las posibilidades del metaverso: “Se ha desarrollado una narrativa de que, de alguna manera, nos estamos alejando de la visión del metaverso, así que solo quiero decir desde el principio que eso no es exacto”, dijo el CEO. “Hemos estado centrándonos tanto en la IA como en el metaverso durante años, y seguiremos centrándonos en ambos”, agregó.

Pese a los esfuerzos del ejecutivo para mantener viva la llama del metaverso, lo cierto es que en Wall Street desconfían de una tecnología cara de desarrollar -la empresa destina más de 10.000 millones de dólares al año al desarrollo del mundo interactivo- y que supone una sangría para las cuentas del grupo. Desde 2020, la división Reality Labs acumula unas pérdidas operativas de casi 46.000 millones de dólares (cerca de 43.000 millones de euros). Mientras tanto, Meta habla cada vez más de su trabajo en materia de inteligencia artificial, en particular de la IA generativa.

La compañía ha desembarcado con fuerza en este campo este año con el lanzamiento de su modelo de lenguaje de gran tamaño (LLM) Llama 3. Estos sistemas son los que impulsan aplicaciones de inteligencia artificial generativa como ChatGPT, de OpenAI, o Gemini, de Google. Llama 3 se ha integrado en Meta AI, su chatbot que funciona en toda su gama de productos, como Facebook, Instagram, WhatsApp y su línea de gafas inteligentes Ray-Ban. De momento solo es accesible en una docena de países de habla inglesa, entre ellos Estados Unidos, Australia o Canadá. No tiene fecha de llegada a Europa todavía debido a las limitaciones regulatorias de la UE.

Código abierto

Meta ha adoptado un enfoque estratégico de la inteligencia artificial algo diferente al de competidores como OpenAI o Google. La compañía se ha centrado, en gran medida, en abrir a la comunidad gran parte de su investigación y herramientas. Llama 3 es de código abierto, lo que significa que los desarrolladores pueden crear productos fácilmente utilizando el modelo de forma gratuita. Esto contrasta con OpenAI y Google, que, por lo general, han mantenido en propiedad sus modelos más avanzados.

Los expertos del sector comparan el posicionamiento de Llama en la inteligencia artificial generativa con el de Linux, el rival de código abierto de Microsoft Windows, en el mercado de sistemas operativos para PC. Así como el software Linux se abrió camino en los servidores corporativos de todo el mundo y se convirtió en una pieza clave del Internet moderno, Meta ve a Llama como el posible andamiaje digital que sustenta la próxima generación de aplicaciones de IA.

Pero el código abierto significa que Meta está regalando el software a los desarrolladores, un enfoque radicalmente diferente a los modelos tradicionales de licencia y suscripción y muy alejado del altamente lucrativo negocio de publicidad digital que convirtió a Facebook en una potencia de Internet.

Debido a que los investigadores expertos en inteligencia artificial son escasos y la infraestructura necesaria para crear y ejecutar los modelos tiene enormes costes, Meta está invirtiendo fuertemente para desarrollar Llama 3, la versión actualizada de Llama 2 que se presentó en julio del año pasado. Si bien la firma no desglosa el gasto en IA de la misma manera que lo hace para el metaverso, los costos se reflejan en el gasto de capital.

En su última presentación de resultados, la tecnológica revisó al alza su previsión de capex para este año. La compañía espera gastar entre 35.000 y 40.000 millones de dólares, frente a una horquilla previa de entre 30.000 y 37.000 millones de dólares, para acelerar las inversiones en infraestructura que soporten sus ambiciones en IA generativa. Además, anticipó que prevé seguir elevando sus inversiones en 2025. Este anuncio desató el nerviosismo en Wall Street y las acciones de Meta llegaron a desplomarse un 12% en Bolsa la jornada posterior, restando más de 200.000 millones de dólares al valor de la empresa.

El gran problema ahora mismo para Meta es que tiene más difícil que otras tecnológicas (como Microsoft, con un sólido negocio de venta de tecnología a empresas) convencer a los inversores de que va a poder monetizar estas fuertes inversiones. La compañía no comercializa los chips que sostienen el despliegue de la inteligencia artificial -aunque ha diseñado sus propios procesadores para IA- como Nvidia, ni cobra por acceder a las capacidades de su modelo como sí hacen Google, Anthropic u OpenAI. Los ingresos siguen procediendo del lucrativo negocio de publicidad digital de la empresa, con una pequeña actividad paralela en cascos de realidad virtual.

Zuckerberg advirtió de que el retorno se verá a largo plazo. Aun así, defendió que la compañía ha demostrado una “sólida trayectoria de monetización” en ciclos pasados de inversión, con proyectos exitosos como Reels o Stories. Por ello, pidió confianza acerca de la capacidad de la compañía de rentabilizar estas inversiones “cuando nuestros nuevos servicios de IA alcancen escala”, dijo, sin concretar plazos .

El ejecutivo abrió la puerta a acciones como incluir publicidad en sus asistentes inteligentes o cobrar por servicios prémium. Zuckerberg defendió el papel de la inteligencia artificial generativa para aumentar la participación de los usuarios en sus redes y mejorar la relevancia y efectividad de la publicidad, que supone el grueso de su modelo de negocio.

Inteligencia humana

Detrás de los avances en inteligencia artificial de Meta está su laboratorio de investigación Fair, donde Yann LeCun, científico jefe de investigación en IA de la red social, dirige a un equipo de 500 personas. Pese a los enormes avances de los algoritmos en los últimos años, el experto, uno de los padres de la IA y galardonado con el premio Turing, sostiene que los LLM tienen todavía “una comprensión muy limitada de la lógica”.

En una entrevista con el diario británico Financial Times, el informático franco-estadounidense defendió que, aunque los algoritmos sean capaces de ejecutar tareas de forma similar a cómo lo haría una persona, ningún modelo llegará a alcanzará la inteligencia humana. “No entienden el mundo físico, no tienen memoria persistente, no pueden razonar en ninguna definición razonable del término y no pueden planificar”, explicó.

Yann LeCun, científico jefe de investigación en inteligencia artificial de Meta.

En su lugar, desde el laboratorio de Meta están trabajando en una IA que pueda desarrollar un sentido común básico y aprender cómo funciona el mundo de manera similar a los humanos. “Hemos reorientado a Fair hacia el objetivo a largo plazo de una IA a nivel humano, esencialmente porque la IA generativa ahora se centra en las cosas hacia las que tenemos un camino claro”, defendió LeCun. “Y esto no es un problema de diseño de producto, ni siquiera es un problema de desarrollo tecnológico, es en gran medida un problema científico”, añadió.

Un objetivo a largo plazo que choca con los intereses comerciales inmediatos de un gigante tecnológico como Meta. De ahí que, a principios del año pasado, Zuckerberg optara por crear un nuevo equipo de IA generativa, encabezado por el director de productos Chris Cox para acelerar el despliegue de la IA en sus productos. Este se llevó a muchos investigadores e ingenieros de Fair y dirigió el trabajo en Llama 3 y lo integró en sus nuevos asistentes de IA.

Meta asegura que el rendimiento de Llama 3 es comparable al de los últimos modelos lanzados por sus rivales, entre ellos la start up francesa Mistral, la estadounidense Anthropic y Google. Un ejemplo de cómo Meta AI mejorará su oferta es a través de su servicio de mensajería WhatsApp, introduciendo una función de generación de imágenes que edita una imagen mientras el usuario escribe.

La red social también está experimentando con las gafas inteligentes Ray-Ban, dotadas de cámaras para grabar vídeo para las redes sociales. Con el nuevo software de IA, sus prestaciones se multiplican: pueden utilizarse para escanear lugares famosos, traducir idiomas e identificar razas de animales o de plantas. Un proyecto en el que convergen las dos grandes apuestas del grupo: el metaverso y la IA.

Regulación europea

Entretanto, los problemas legales y las trabas regulatorias se multiplican para la empresa de Zuckerberg. La compañía ha tenido que paralizar sus planes para entrenar a su IA con las publicaciones de los usuarios europeos de Facebook e Instagram, después de que la Autoridad de Protección de Datos irlandesa , país donde tiene su sede europea la multinacional, les instara a hacerlo. Los usuarios de estas dos plataformas fueron informados el mes pasado de que, a partir del 26 de junio, sus datos serían usados para entrenar los modelos de IA del gigante tecnológico.

Desde Meta lamentaron la decisión del regulador asegurando que “el entrenamiento de IA no es exclusivo de nuestros servicios, y somos más transparentes que muchos de nuestros competidores en la industria”. Y confirmaron que, por el momento, ni Meta AI ni el modelo que lo alimenta, Llama 3, llegarán a Europa debido a la estricta política regulatoria de la Unión.



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