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¿Ética o calidad? Este generador de música con IA demuestra que no se puede tener todo… por ahora


Todos los sonidos de guitarra eléctrica que WIRED y los evaluadores generaron se escuchaban excesivamente limpios, y era prácticamente imposible producir una pista que no tuviera un compás de 4/4, a menos que utilizaras la palabra “vals” en la instrucción.

Algo de esto, cuenta la cofundadora de Jen, Shara Senderoff, es de esperar. La herramienta está en su fase alfa, y las pistas de 10 y 45 segundos que entrega “están pensadas para inspirar y servir de punto de partida para la creatividad, no necesariamente como un producto final”, destaca. Están por llegar nuevas capacidades, y como Jen se entrenó con un conjunto limitado de datos, tiene margen para crecer y “se ampliará significativamente en la fase beta”, añade Senderoff.


Renderizado 3D de inteligencia artificial en producción de música

La Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos y los sellos discográficos alegan que los generadores de música con IA se entrenaron con el trabajo de sus artistas sin permiso.


Un círculo vicioso de música con IA de mala calidad

Todo lo que Jen entregaba con la fachada de música rock, señala Heywood, era parecido a “la versión clipart” del género. Cleveland fue capaz de extraer algunas canciones que sonaban “como si pudieran usarse en un anuncio de autos” o que “se adentraban en el territorio de Black Keys”, pero resalta que, sobre todo, sintió que todas las sugerencias musicales de Jen eran simplemente ridículas.

“Se sentía como la clase de música que crearía si estuviera bromeando con mis amigos, bromeando sobre los clichés de otros géneros”, confiesa. “Me imaginaba algunas de las canciones en un programa de citas terrible de Netflix, pero nada de lo que hice me pareció una amenaza personal [para mi música]”.

Pero, ¿qué pasa con todos los que componen las pistas que escucharías en un programa de citas de Netflix? ¿Sería Jen una amenaza para sus puestos de trabajo? Según Blickle, es casi seguro.

“Si eres un productor con poco presupuesto y solo intentas difundir tu contenido, ahora puedes decir: ‘Ni siquiera voy a pagarle a un diseñador o a un animador. Me basta con usar un generador de imágenes’”, comparte. “Lo mismo ocurre con un presupuesto para la música. Si puedes no pagar nada por algo que te iba a costar 2,000 dólares, entonces fantástico, alguien pensará que eso equivale a 2,000 dólares en sus bolsillos”.

Las aplicaciones como Jen aún no ofrecen a los creadores la posibilidad de establecer puntos de crescendo o añadir stingers a sus pistas, lo que las mejoraría enormemente para usarse en la musicalización, pero es razonable anticipar que estas funciones estarán disponibles en un futuro próximo.

Blickle considera que las bibliotecas de música de archivo, que muchas producciones de bajo presupuesto y reality shows de televisión emplean para musicalizar sus productos, verán una afluencia de material procedente de fuentes como Jen. Aunque califica de “basura” gran parte de lo que contienen esas bibliotecas, resalta que “si buscas ese tipo de música, habrá más ahí fuera. Se creará un círculo vicioso de música de biblioteca de mala calidad y no veo cómo eso mejorará la experiencia de alguien”.

Repercusiones del uso de generadores de música con IA

También estropearía mucho la oferta disponible de sitios de música en streaming como Spotify, donde ya se añaden miles de canciones nuevas cada día. “Eso se multiplicará por dos, tres, cuatro, cinco veces, tan solo por la gente que utiliza la IA con la esperanza de conseguir 100,000 reproducciones en una canción, o quizá un millón de reproducciones en otra”, explica Blickle. “Solo quieren lanzar música y ganar un poco de dinero extra, y eso asusta”.

Una avalancha de música creada por IA también provocaría problemas a las producciones que decidieran emplearla. Aunque sitios como YouTube e Instagram te permitirían publicar una canción elaborada sintéticamente, ya que en teoría serías el propietario de esa pista “nueva”, las leyes para el contenido generado por la IA varían en todo el mundo, lo que significa que si quieres vender un programa de televisión en otros mercados, quizá debas tener cuidado con el modo en que se creó tu música, aunque proceda de una fuente “ética” como Jen. La legislación de Estados Unidos también dicta que cualquier obra que busque la protección de los derechos de propiedad intelectual debe tener un autor humano.

Veinticinco años después de Napster, los cinco artistas afirmaron que la posibilidad de que generadores de música como Jen, de origen ético o no, reduzcan sus fuentes de ingresos les parecía inevitable. “Quedan muy pocas formas de que los músicos ganen dinero haciendo lo que hacen, y que otra de ellas se vea afectada y erosionada es, sin duda, inquietante. Pero siento que ya he superado esa pérdida”, cuenta Wasner, “y que tendremos que arreglárnoslas”.

Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.


Pepe Aguilar

WIRED visita el rancho del cantante, compositor y empresario Pepe Aguilar, en Zacatecas, para hablar de inteligencia artificial, tecnología, música y regulación, entre sombreros, trajes de charro, caballos y tequila.



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