Tecnologia

Un estudio avisa del daño producido por constelaciones de satélites como Starlink sobre la capa de ozono


Es raro encontrar un artefacto tecnológico que no dañe de alguna forma u otra el medio ambiente. No obstante, muchos no habrán caído en la particular forma en la que las redes de satélites que se están desplegando en la actualidad pueden ser negativas para el planeta, incluso estando fuera del mismo.

Dado que estos artefactos están orbitando en el espacio exterior, a primera vista puede parecer que su impacto medioambiental va a ser bastante limitado, pero nada más lejos de la realidad. En algún momento, la vida útil de todos los satélites artificiales termina, y cuando eso ocurre, caen en la atmósfera, a menudo desintegrándose casi al completo antes de llegar a la superficie terrestre.

Cuando esto pasa, el satélite se quema, y los materiales que lo constituyen provocan la salida de unos 30 kilos de óxido de aluminio, en el caso de los satélites de pequeño tamaño. De hecho, tan solo en 2022 la caída de satélites puede haber provocado la emisión de 17 toneladas de partículas de óxido de aluminio, con el daño a la capa de ozono que esto conlleva. Así lo advierten los cuatro académicos autores de un reciente estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.

Lanzamiento de satélites

No se trata de un problema menor, si se valora el hecho de que hay miles de estos aparatos en órbita, y se espera que otros miles de dispositivos se lancen al espacio en los próximos años. Desde gigantes como Amazon a, incluso, empresas españolas como Sateliot tienen previsto mandar satélites al espacio, en contexto de un creciente mercado para el despliegue de conexión a Internet ininterrumpida en todas las partes del planeta.

«Actualmente no se conocen bien los impactos ambientales del reingreso de satélites», advierte el documento, animando a que se explore más a fondo este fenómeno «a medida que aumentan las tasas de reingreso».

Toneladas de contaminación

Según indican estos investigadores de la Universidad de Southern California, una vez estén desplegadas las grandes constelaciones de satélites programadas para su lanzamiento, estas caídas de objetos a la atmósfera podrían causar más de 360 toneladas de gas de óxido de aluminio al año. Los daños a la capa de ozono no harían sino empeorar algunas tendencias señaladas por la comunidad médica, como un mayor número de diagnósticos de cáncer de piel por los rayos solares que quedan sin filtrar, así como provocar perjuicios sobre la agricultura, entre otros.

Como recoge el resumen del texto, los científicos encontraron «que la población de satélites que reentraron en 2022 provocó un aumento del 29,5% de aluminio en la atmósfera por encima del nivel natural, lo que resultó en alrededor de 17 toneladas métricas de óxidos de aluminio inyectadas en la mesosfera. Los subproductos generados por el reingreso de satélites en un escenario futuro en el que se materialicen megaconstelaciones pueden alcanzar más de 360 ​​toneladas métricas por año».

Actualmente, Starlink tiene en órbita más de 6.000 satélites con los que proveer Internet a todo el globo, con permisos para lanzar otros 12.000. A estos números habrá que sumar los lanzamientos proyectados de Amazon y otras compañías.



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