Blue Pokeball

Álex y Finn eran dos amigos muy cercanos. Estudiaban en la secundaria de la Ciudad Trigal en la región de Kanto. Desde pequeños soñaban con poder entrar en el grupo más famoso de los investigadores y científicos de todo el mundo, por lo que se esforzaban cada día para juntos lograr ese gran sueño.

A Álex y a Finn les interesaba más la rama relacionada con la tecnología que cualquier otra. Solían desmontar, revisar y armar aparatos sencillos, tales como Pokedex u centros de almacenamiento abandonados.

Al crecer, se dieron cuenta que el sistema de captura de los Pokémon con las Pokeball ordinarias no era muy eficiente. ¿Por qué no se intenta crear un sistema que permitía obtener resultados inmediatos? Se sabía que este tipo de Pokeball se estaba desarrollando en los laboratorios centrales con el nombre de Masterball, pero era obvio que costarían muchísimo más que una Pokeball simple.

Comenzaron a enfocarse más en la creación de un sistema de captura más eficiente y barato. El primer invento de los jóvenes fue un pequeño exoesqueleto que envolvía la Pokeball, la cual se cerraba automáticamente después de capturar s un Pokémon. Realizaron 3 pruebas con distintos Pokémon, las cuales resultaron bastante exitosas. Lo que no sabían es que era solo un pequeño golpe de suerte. En el cuarto intento, al intentar capturar un Caterpie, éste ponía demasiada resistencia. La bola no se abría por la cerradura automática del exoesqueleto, por lo que comenzó a vibrar violentamente emitiendo pitidos de alta frecuencia. De la nada, la Pokeball dejó de comportarse de esa forma, como si por fin el Caterpie se había rendido. Álex cogió la Pokeball y descativo el exoesqueleto para poder verificar el estado del animal. Aquello que salió de la bola, dejó en shock por completo a ambos chicos.

Una masa sangrienta comenzó a rebosar rápidamente de la Pokeball. Álex la tiró por el susto, mientras que Finn comenzó a gritar fuertemente. Ambos se quedaron callados durante un momento. No se podían creer lo que acaba de ocurrir. De inmediato cogieron las bolsas de la basura y limpiaron el taller, era el lugar donde solían realizar sus experimentos. Intentaron averiguar cuál fue el problema, y es que si una Pokeball quedaba atascada o algo le impedía abrirse, automáticamente iniciaba el protocolo de la purga. Ambos se dieron cuenta que para poder usar el exoesqueleto, primero se debía descativar aquel protocolo. Álex le propuso a Finn seguir con las investigaciones, pero Finn, debido al trauma que le causó la muerte del Pokémon, rechazó la idea de una forma muy violenta. Álex quedó solo en el taller. Él tenía un sueño, no podía dejarlo todo así, la idea del exoesqueleto podría ser un vale asegurado a las mejores universidades de la región. Aunque su amigo no estuviera al lado, decidió que aún así seguirá mejorando y experimentando con su creación.

Al pasar unos meses Finn vio que su mejor amigo se comportaba de una forma muy distinta, más agresiva, impaciente y siniestra. Decidió seguirlo una noche para poder averiguar en qué lío se había metido. Todo para descubrir que seguía con aquel macabro aparato, solo que está vez su "laboratorio" se encontraba en un almacén cerca del río. Finn sorprendió a su amigo, el cual se asustó e intentó explicar que pasó durante todo éste tiempo. Había conseguido quitar el protocolo de purga, mejoró considerablemente el exoesqueleto y además de eso, añadió más sitio dentro de una Pokeball. Le enseñó el nuevo modelo, una Pokeball azul con varias finas estrías negras que recorrían la parte superior. Finn quedó sorprendido ante tal salto tecnológico, pero aún así algo le preocupaba. ¿Cuantos sujetos de prueba tuvo que usar? Está claro que a la primera no le pudo haber salido. Álex le respondió que solo se llevó 58 vidas de distintos Pokémon. Finn quedó horrorizado. La cantidad de víctimas y la tranquilidad con la que Álex confesó su secreto lo dejó temblando. Debería parar el proyecto. No puede seguir causando tantas muertes con sus experimentos. Ni siquiera es un científico calificado, sino que un simple estudiante. Comenzaron a discutir, Finn intento razonar con Álex, advertirle de las consecuencias legales que podría traer este proyecto. Pero él no le hacía caso. Únicamente seguía toqueteando aquella Pokebola azul. Finn se enfado e intentó quitarle aquella bola del demonio a su mejor amigo, pero mientras luchaban por ella, se resbaló y se dio con el borde de la mesa metálica del almacén. Al ver que su amigo no se movía, entró en pánico y comenzó a dar vueltas por la habitación, intentando averiguar cuál es la mejor salida de aquella situación. No podía decírselo a los servicios de urgencias, Finn se chivaría y todo su trabajo se iría a la basura. Miró la Pokeball azul, y entonces le vino una idea. Reconfiguro ls Pokeball para aceptar individuos humanos e intentar esconder el cuerpo de Finn. Álex creía que él había muerto. No dudó ni un segundo. Activó ls Pokeball y el cuerpo de Finn desapareció en un abrir y cerrar los ojos. Salió del almacén y tiró la Pokeball al río. De esta forma se aseguraría que nadie encontrara su cuerpo junto con un Beedrill, el cual yacía dentro de aquella bola.

Los días pasaron, la familia de Finn comenzó su búsqueda. Confiaban en que Álex no le hizo nada, por lo que pasó completamente desapercibido. Finalmente se dio como un caso no resuelto.
Pasaron los años, Álex ya era un científico muy reconocido gracias a sus inventos revolucionarios. Pero, ¿será el resto de su vida pintada con colores de rosas? (Pt2?)