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El hombre del puente

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"Nunca cruces el puente de noche" solían decirme mis compañeros de clases en la primaria local. Nunca comprendí por que tanto escándalo por aquel viejo puente de cemento, algunos decían que "asustaban" o que de noche se aparecían "demonios", otros hablaban de una sombra y otros de los gritos de una mujer, sin embargo, me las daba de ser alguien bastante escéptico.

"¡Y entonces por qué nunca los he visto!" molesto les reprochaba. Otras veces, solo hacia la simple pregunta de "¿y por qué los adultos no tienen miedo de esos fantasmas?" generalmente ahí terminaba la discusión y a menudo no sabían que responder. Otras veces simplemente me negaba a escucharlos y no les hacía más caso.

Viéndolo ahora en retrospectiva no es que no creyera, o que no tuviese miedo, era simplemente mi deseo de pensar que esas cosas no existían, que no sucedían, que solo eran inventos para asustarnos. Eso solía decir mi madre, ella es una mujer muy amable y cariñosa, cuando era pequeño siempre intentaba que estuviese bien, que no pasara miedo.

Muy a diferencia, mi padre era alguien serio y callado, pensativo y amante del terror y del miedo. Ciertas noches en las que toda nuestra familia se reunía por las fiestas, era común verlo a el contándole historias de terror a mis hermanos y primos, solo yo faltaba a tal reunión, en excusa de que estaba cansado o que tenía hambre, mi madre solo sonreía y me decía con su dulce voz "está bien hijo, ve a dormir" y felizmente iba hacia mi cama creyendo que nada pasaría con ella cerca…

Volvía entonces de la escuela esa tarde del 2005, con mi uniforme escolar y tomándome de la mano mi padre, nos dirigíamos hacia casa. Caminamos por la calle ni siquiera asfaltada, eran unas siete u ocho largas calles hacia nuestro hogar, íbamos a paso lento.

Como siempre mi padre, un hombre callado y reservado, no me preguntaba nada ni yo a él. Llegamos al puente. Resulta que mi pequeña curiosidad de niño inocente se escapó en un mal momento, y como era de costumbre para mí, le hice una pregunta, un error que talvez nunca debí haber cometido.

"¿Papi, es cierto que hay fantasmas en el puente?" Él era un hombre apasionado por el terror, le encantaba contarnos leyendas e historias, pero en ese momento pareciera que dije algo que no debía, no quiso hablar, se detuvo ahí a mitad del puente, me volteo la mirada como nunca lo había hecho antes y pregunto: "¿Has visto algo en el puente?" me miro unos segundos, y volteo a su alrededor dejando la mirada fija en algo que nunca me había fijado que estuviese allí antes.

Cuatro cruces. Dos grandes y dos pequeñas. Se quedó mirando como si estuviese teniendo recuerdos de la guerra y de pronto volteo a verme rápidamente y antes de que salieran palabras de su boca rápidamente respondí: "es que los niños de la escuela dicen que hay fantasmas en el puente". Se quedó en silencio. Yo también. Sentía que algo no estaba bien, había frio y por primera vez en mi vida, escuche una de sus historias.

"Hace bastante tiempo, cuando tu abuelo aún estaba vivo, un hombre mató a su esposa y sus dos niñas, llevo sus cadáveres en su carreta por la calle en plena oscuridad. Llego al puente, y ahí las arrojo hacia el rio. Esa misma noche, se ahorco en un árbol cercano y desde ese momento todo el pueblo parece estar maldito. Su casa fue demolida y la noche en que las mato, se puede escuchar el traqueteo de una vieja carreta, por la calle del pueblo". Iba a interrumpirlo, pero prosiguió

"Cuando tenía un poco más del doble de tu edad yo trabajaba en la carpintería de tu abuelo. Una tarde venia del municipio, había ido a traer unos encargos y volví alrededor de las 9 pm, el ultimo bus me había dejado y como conocía bien el lugar me regrese a pie" me decía con una gélida y temblorosa voz, sus ojos, abiertos como si hubiese visto al mismo diablo y con una mueca en su rostro, atónito.

"Ya estaba a unos minutos de llegar a casa. Camine despacio, la única fuente de luz que tenía era la luna, e iba con cuidado de no pisar alguna serpiente o meter mi pie en un agujero. Llegué al puente. Iba despacio, mirando el suelo, con cuidado de no pisar nada. Tal vez debí haber ido más rápido, tal vez debí haber alcanzado el ultimo autobús, pero ahí estaba, y escuché algo que primero creí eran mis propios pasos."

"Me quede quieto y casi que por descuido lo que sea que hacia los pasos hizo uno de más, me quede petrificado, mirando al frente, a mitad del puente, vacío, solo con la luna y los coyotes a la lejanía, volteé hacia atrás… Árboles, oscuridad, solo los ruidos de los animales y ningún otro ser humano fuera, pase alrededor de un minuto quieto, congelado mirando hacia la nada. Giro mi rostro para adelante. No veo ni escucho nada extraño. Volteo rápidamente para asegurarme de que no haya algo detrás de mí. Nada otra vez. Retomo mi camino…"

"Caminé un poco más de tres cuartos del puente cuando volví a escuchar los mismos pasos, volví a quedarme quieto en espera de que los pasos pararan. Pero no lo hicieron, siguieron, siguieron y siguieron y yo estaba quieto, como una piedra, trataba de moverme, pero no podía, mi cuerpo no respondía, los pasos se acercaban y cada vez el sonido era más fuerte, eran pasos profundos y golpeados, como si fuesen unas grandes botas golpeando el suelo, se oía el ruido del agua de la lluvia cuando pisas fuerte después de una tormenta. Hice un esfuerzo descomunal, tenía que moverme, sea lo que sea que estaba atrás de mí, yo no podía quedarme quieto, se escucharon los pasos más cerca. Más cerca hasta que llegaron atrás de mí, el agua chapoteaba y me mojaba los zapatos. No oí nada más, quería gritar y no podía, quería moverme y tampoco podía. Pasaron minutos que se sintieron horas y horas. Cuando agarré el valor suficiente para voltear fue cuando lo vi".

"Una cosa, una sombra, talvez un hombre o eso intentaba parecer. Ahí, parado como a unos 10 metros de mí, ni siquiera sé si decir que mirándome porque no tenía un rostro, sus manos no tenían dedos y su ropa era completamente negra, no había color en el más que en lo que parecía ser una boca azul eléctrico, brillante y con una gran sonrisa de oreja a oreja. De pronto el agua del rio empezó a sonar como a gritos de mujeres, a llantos y a ruegos de piedad, sentí que mis pies se hundían en el cemento del puente y que la tierra me tragaba, sentí que nada era capaz de alejarme de eso que estaba presenciando."

"Fue la primera vez en mi vida que grité lo más fuerte que pude, el miedo me invadió hasta lo más profundo, gritaba y el corría hacia mí, abriendo la boca hasta que ocupaba todo lo que parecía ser su rostro, poco a poco sentía que la tierra me tragaba y que la carne se me aflojaba de los huesos, recuerdo haber cerrado los ojos y verlo todavía dentro de mi cabeza, sentía que me estaba derritiendo, que me estaba devorando. creía que estaba muriendo. De pronto como si fuese un agujero en mi memoria, no recuerdo nada más"

"Tu abuelo me contó que todo el pueblo salió a ver que ocurría, me encontraron en medio del puente, desmayado, frio y pálido, me llevaron a mi casa y desperté dos días después, pasé más de un mes débil, enfermo y con fiebre. Pero, sobre todo, con la sensación de que algo me seguía a donde quiera que fuese, de que algo no estaba bien, de que algo estaba observándome. No sé qué me hizo ni que quiere de mí, no sé qué quiere que haga o a donde quiere llevarme"

En eso volteo a ver a mi padre y le digo casi sin voz "Pero el ya no está aquí, ¿por qué dices que quiere llevarte a algún lado?". Otro silencio incómodo y tétrico. El voltea la mirada de nuevo hacia las cruces y como si me contara el secreto más grande que pudiera tener, se sinceró conmigo. "Él no se ha ido, de vez en cuando lo veo con el rabillo del ojo, parado, simplemente observándome, observándonos, en las esquinas, en las calles, en la casa de mi padre, pero sobre todo, en el puente" En eso se agacha de rodillas y me mira a los ojos con un rostro preocupado y aliviado a la vez, "pensé que tú lo habías visto también, no quiero que pases por estas cosas hijo, sabes que te quiero mucho" no lo sabía, esa fue la primera vez y una de las pocas veces en la que el mostro un verdadero sentimiento de cercanía, siempre fue así, callado, reservado, y talvez era por siempre estar asustado, alerta o ansioso.

Mi padre murió de un paro cardíaco cuando yo tenía 19 años. Unos días antes se despertó gritando, me dijo que soñó que había una mujer entrando a su habitación, con la cara blanca y machacada, con cortes en todo su rostro y con un manto blanco manchado de sangre, me dijo que caminaba con los pies al revés y que había dos niñas en una posición tal cual como si fuesen arañas acompañándola, le preguntaban que por qué huyo del hombre del puente, que necesitaban que las salvaran. Que tenía que volver al puente de noche y ayudarlas, que la vida de él corría peligro. Pero él no se atrevió a volver nunca.

Y ahora recuerdo todo esto en un comentario al azar en internet, porque… este mismo día he visto el hombre del que mi padre me hablo aquel dia del 2005.


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