Tecnologia

Cuatro satélites en órbita para democratizar el internet de las cosas


Han firmado contratos en Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Nigeria, Sudáfrica, Indonesia, India o Australia. 400 clientes repartidos en 50 países han confiado en ellos. Tienen pedidos cerrados por 200 millones de euros. Y todavía no han empezado a operar. Hablamos de Sateliot, el primer operador satelital en ofrecer conectividad IoT sobre el estándar 5G NB-IoT, una compañía con sede en Barcelona y San Diego (California, Estados Unidos) que ha venido para democratizar el espacio y el IoT (internet de las cosas).

Antes del verano pondrán en órbita una constelación, cuatro satélites que se han fabricado en las instalaciones de la compañía Alen Space en la localidad pontevedresa de Nigrán, y, una vez que empiecen a operar, actuarán como torres de telefonía celular en el espacio, llevando cobertura a lugares del planeta hasta ahora incomunicados. Hablando de forma más gráfica, permitirán la primera conexión roaming 5G entre la tierra y el espacio.

Esa constelación, cuyo funcionamiento ya están ultimando, llega para cambiar las reglas del juego de las conexiones a internet en lugares hasta ahora desconectados. Ampliará la cobertura de los operadores móviles, permitiendo la conexión a dispositivos terrestres comerciales estén donde estén y haciéndolo, además, a un precio asequible porque la nueva tecnología satelital permite reducir costes.

La cobertura llegará a grandes extensiones de prados dedicadas a la agricultura o la ganadería en Brasil o Estados Unidos, a gaseoductos en sitios remotos o a las grandes extensiones del Amazonas o Australia. Grandes líneas de ferrocarril y líneas eléctricas en sitios remotos a las que se podrá poner control masivo para evitar robos o daños que afecten al servicio, miles de cabezas de vacas u ovejas podrán tener un sensor que una vez al día mida su temperatura, localización y todo los parámetros que precise el ganadero… Las posibilidades son infinitas y muchos clientes que las han visto ya se están poniendo en contacto con ellos.

Su modelo de negocio los convierte en operador mayorista. “Lo que estamos haciendo es dar conectividad a los clientes de los operadores móviles cuando se quedan sin cobertura de iOT, del internet de las cosas”, explica Jaume Sanpera, su CEO y cofundador.

Como operador mayorista, precisan minoristas que contraten su servicio y ese es el proceso en el que se encuentran. En paralelo a la fabricación de los satélites, encaran su fase comercial, firmando contratos con operadores de todo el mundo, entre los que se encuentra Telefónica. Cuando la constelación esté operativa, podrán ofrecer a sus clientes un contrato de roaming como los que ahora permiten conexión gratis en los viajes dentro de la Unión Europea, pero en lugares remotos. “Nosotros seremos el operador de ese país donde no hay cobertura de otros operadores móviles”, presume.

Su objetivo final no son esos operadores móviles, sino el cliente final y, como baza, cuentan con la escalabilidad de su modelo de negocio. Según los datos que maneja Sateliot, en todo el mundo, hoy en día hay cuatro millones de dispositivos conectados en esas zonas a las que ahora darán cobertura y prevén multiplicarlos por dos. Han firmado ya la conexión de más de 8 millones de dispositivos.

Hasta ahora, para conectarse, además, precisan un dispositivo que vale 400 y una conexión de 30 mensuales, pero ellos ofrecen un dispositivo por 10 euros y 2 euros al mes. Con esta nueva posibilidad en el mercado, cambia el paradigma. “Hasta ahora, solo conectabas temas críticos, si lo necesitabas, lo conectabas. Ahora puedes hacerlo masivamente”. Y, así, la escalada del número de clientes está asegurada.

Desde Sateliot se muestran muy seguros de su potencial, avalado por las cifras de negocios ya cerrados y previsiones a medio-largo plazo, y señalan que su capacidad de crecimiento exponencial y rápido está garantizada porque no precisan mover ningún equipo “ni vender ni distribuir ni gestionar ni reparar los equipos”, sino que ya están en el mercado, ellos solo les darán mayor cobertura a través de sus satélites.

El ecosistema existe y son conscientes de que no serán los únicos en el mercado, pero sí cuentan con que podrán disfrutar de “dos o tres años de ventaja sobre cualquier otro” operador que pueda dedicarse a prestar el mismo servicio. Calculan que en un futuro no muy lejano habrá tres constelaciones como la suya, -tres y no más o menos porque en la mayor parte de los países hay tres operadores móviles-, pero, de momento, los primeros años sí estarán en el mercado y confían en escalar posiciones.

La razón de esa preeminencia es técnica. “Nosotros tenemos la tecnología única, que es la barrera de entrada, pero los demás pueden llegar ahí”, explica Sampera. Y es que no solo son los primeros en fabricar este tipo de satélites sino que tienen patentado un procedimiento que les permite garantizar esa conexión. Su tecnología es estándar y democrática, abierta a todos, ciudadanos, administraciones públicas y empresas, pero ese método patentado sirve de barrera para que lleguen a dónde están ellos al mismo tiempo.

“Cualquier operador necesita como mínimo 100 satélites” para dar esa conectividad en el medio del mar o en lugares remotos en los que no existe ninguna antena en tierra con la que conectar, pero ellos pueden hacerlo solo con su constelación de cuatro porque han patentado un método de autenticación en dos pasos según el cual no es preciso que ese satélite detecte una antena en tierra para coger cobertura, sino que se adapta a la Red No Terrestre en órbita terrestre baja y permite el almacenamiento temporal de datos en momentos en que los satélites no pueden conectarse con una estación terrestre y, cuando vuelven a estar dentro del rango de cobertura, se envían los datos almacenados son reenviados de manera eficiente.

La fiabilidad es, según presume Sampera, “100%” y la única limitación es temporal, pues se conecta con retardo. “Esa discontinuidad para una llamada de teléfono o para conectarse a internet, es un problema, pero no para enviar un sms”, explica Marco Guadalupi, CTO de Sateliot. Así, esos servicios como el mentado de instalar sensores en infraestructuras o para seguimiento de ganado toleran retrasos, pues resulta suficiente con que reciban un mensaje al día con los parámetros que ellos mismos fijen.

Según explica Guadalupi, uno de los “puntos claves” de este tipo de constelaciones es que se mueve constantemente y esos cuatro satélites son suficientes para “dar servicio una vez al día en cualquier parte del planeta”. A más satélites, más conexiones diarias, de modo que, a partir de este lanzamiento inicial, su constelación se irá desplegando progresivamente con más satélites y pasarán de ese mensaje al día a servicios en tiempo real.

Según los cálculos que manejan, les permitirá empezar a facturar a finales de 2024 los pedidos cerrados, por importe de 200 millones, y de cara a 2027, se marcan como objetivo 500 millones. Gracias a conectar ocho millones de dispositivos IoT, su aspiración es convertirse en una one billion company en 2030.

La fecha hacia la que ahora miran es el verano. En julio, lanzarán al espacio su constelación de satélites de órbita terrestre baja (LEO) 5G año con SpaceX. El lanzamiento a bordo de un cohete Falcon 9 será desde la base aérea de Vandenberg en California, Estados Unidos, y esos cuatro primeros satélites se sumarán a los dos que ya tienen orbitando la tierra y serán solo la primera fase de su constelación, si bien un paso decisivo que llega para cambiar el modo en que la gente se relaciona con los satélites que es posible por el momento ilusionante que vive la conectividad satelital. “Estamos como en el año 98 con las ‘puntocom’. Con poco dinero, aunque no tan poco, pones un satélite en el espacio”, sostiene Sampera.

Para hacerlo posible, Sateliot cuenta en su núcleo duro con socios como Indra, Cellnex o Sepides y ya han levantado (e invertido) 25 millones de euros, el 99% de capital español y el grueso destinado al capital humano, que en la actualidad conforman 55 personas. Pensando ya en un plan de despliegue de más satélites para 2025, están inmersos en una ronda de conversaciones con empresarios e inversores del sector espacial a nivel nacional e internacional para cerrar su Serie B de 30 millones.

El camino ha sido largo desde su creación en 2019 y aún tienen mucho por delante hasta el despliegue completo de su constelación en 2027/2028, cuando prevén llegar en tiempo real en todo el mundo. Y todo mediante unos satélites del tamaño de un microondas o de una freidora de aire que pesan apenas 10 kilos y tendrán una vida útil de cinco años. Alberto González, CTO de Alen Space, explica que el exterior está preparado para aguantar las temperaturas extremas de entre menos 60 y más 60 grados del espacio y resguarda una tecnología propia testada y validada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y por el 3GPP, el organismo que reúne periódicamente a los principales actores del sector de las telecomunicaciones. “Todo se hace desde el computador de abordo”.

Sanpera presume de que, con esta constelación “estaremos situando a España en la vanguardia de una tecnología que convertirá a nuestro país en un referente y un modelo que seguir”.



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