Mientras el país entero se paralizaba por la final de la Copa América entre la Argentina y Colombia, una familia del barrio Loma del Cigarral, de Unquillo, Córdoba, vivía una noche de terror. Alrededor de las 22 del domingo, seis delincuentes armados irrumpieron en su casa tras romper una ventana con la culata de una pistola. Aunque activaron la alarma, nadie los ayudó. Y cuando después fueron a la comisaría a denunciar el asalto, no encontraron a nadie.
Los ladridos incesantes de los perros de la familia fueron la primera alerta de que algo no andaba bien. Ante ese síntoma inusual, el dueño de casa revisó las imágenes de las cámaras de seguridad instaladas en el exterior y descubrió que seis personas merodeaban la propiedad con claras intenciones de ingresar. La familia, que estaba en la sala de estar, lista para ver el partido que se jugaría en Miami –cuyo comienzo se había demorado por los incidentes en el ingreso del público al estadio–, rápidamente activó la alarma y cerró todas las puertas.
Eso no inhibió a los delincuentes; tras romper un ventanal a culatazos, cuatro ladrones armados irrumpieron en la vivienda. “Nos dijeron ‘¡métanse adentro porque los quemamos!’”, relató una de las víctimas a un medio televisivo de Córdoba.
Los asaltantes ataron al matrimonio y a su sobrina, y los encerraron en el baño. Durante aproximadamente veinte minutos registraron la casa y cargaron computadoras, celulares y otros objetos de valor. “A mi pareja le pegaron, le rompieron la cabeza y lo patearon”, dijo la mujer para graficar la brutalidad del ataque. “Sabían lo que hacían, pero exigían plata que nosotros no tenemos”.
A pesar de la activación de la alarma, la policía nunca acudió al lugar en respuesta. Luego de que los asaltantes huyeron, con su faena concluida, la familia se liberó de sus ataduras y, aún en estado de shock, decidieron utilizar el sistema de rastreo de uno de los celulares robados para localizar a los delincuentes.
Fueron hasta la comisaría para denunciar el delito, pero encontraron la comisaría vacía. Después de varios minutos, un policía apareció y les informó que no podían hacer nada sin una orden judicial, por lo que se limitó a tomarles la denuncia.
Con la autorización judicial en mano, la familia siguió la señal del rastreador hasta una vivienda. En la casa geolocalizada, una mujer admitió que su hijo era uno de los delincuentes y entregó algunos de los objetos robados.
A pesar de esto, la mayoría de los bienes sustraídos aún no han sido recuperados y tampoco hay detenidos ni otros sospechosos identificados, más allá del hijo de la mujer que tenía el celular robado.
Este no fue el primer robo sufrido por esta familia. “Nos robaron dos veces en un mes. La primera vez no nos encontraron, pero esta vez nos golpearon. Es una situación insostenible”, expresó con desesperación la víctima.
La comunidad de Unquillo, y en particular las víctimas de este asalto, claman por una mayor presencia y acción policial para prevenir futuros ataques y garantizar la seguridad de sus hogares.
Según refirieron medios cordobeses, el barrio Loma del Cigarral ha sido objeto de una creciente ola de delincuencia que ha dejado a los vecinos en constante estado de alerta. Ante la exposición de este último caso, varios vecinos del lugar se manifestaron en las redes sociales contando sus casos personales y denunciando la falta de policías en la zona.
Entre ellos se encuentra el comentario de Iván, vecino del barrio: “En las tres horas del partido, ni un policía se vio por aquí, y eso que estoy a menos de 100 metros de la nueva comisaría”. Por otro lado, otro usuario expresó: “Unquillo, como muchas otras zonas de Sierras Chicas, tiene una presencia policial #CasiNula”.
LA NACION
