Hoy cumple 25 años el proyecto espacial internacional más ambicioso, costoso, complejo y longevo. Obviamente, hablamos de la Estación Espacial Internacional —ISS por sus siglas en inglés—, cuyo primer módulo fue lanzado un 20 de noviembre de 1998. El módulo era el 77KM, más conocido como FGB (Funktsionalno-Gruzovoi Blok/Функционально Грузовой Блок, ‘bloque funcional y de carga’) o Zaryá (‘aurora’ o ‘amanecer’ en ruso). El módulo FGB. Zaryá, construido por KB Salyut, dependiente del conglomerado Khrúnichev, se acopló con el módulo estadounidense Unity en diciembre de 1998 durante la misión STS-88 Endeavour, comenzando así la construcción de la estación. Posteriormente, el 26 de julio de 2000, se unió el módulo DOS 7K nº 8, más conocido como Zvezdá (‘estrella’), construido por la empresa rusa RKK Energía. El lanzamiento del Zvezdá tuvo lugar mediante un Protón-K que llevaba el logo de la popular franquicia de comida rápida Pizza Hut en un lateral como parte de un intento de recaudar fondos para el necesitado programa espacial ruso (lógicamente, las relaciones públicas de la NASA se esforzaron por evitar que se viese este lado del cohete en sus notas de prensa y vídeos)

El hecho de que Zaryá fuese propiedad de la NASA suavizaba el hecho de que el primer módulo de la ISS fuese ruso y también se reducía la urgencia de desarrollar un módulo estadounidense sustituto del Zvezdá para garantizar el control propulsivo de la estación (el ICM, Interim Control Module), introducido ante los retrasos del Zvezdá. Este punto es importante, pues no olvidemos que solo el segmento ruso de la ISS dispone de motores, imprescindibles para orientar la estación cuando los volantes de inercia no son la opción más adecuada o, más importante, para elevar la órbita regularmente y contrarrestar así el frenado atmosférico. No obstante, aunque se cumplen 25 años del inicio de la construcción de la ISS, no olvidemos que la primera tripulación permanente no vivió en el complejo hasta dos años más tarde. La Expedición 1, formada por William Shepard, Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov, partió hacia la ISS el 2 de noviembre de 2000 a bordo de la Soyuz TM-31. Por entonces la humanidad tenía otra estación espacial operativa, pues la Mir no sería desorbitada —en parte por la falta de presupuesto y en parte por las fuertes presiones de la NASA— hasta marzo de 2001.



En realidad, la ISS nació oficialmente a finales de 1993, cuando Rusia fue invitada formalmente por la NASA a formar parte del proyecto de estación espacial como socio principal. De esta forma se fusionaban de facto los proyectos de estaciones espaciales Freedom y Mir 2. La unión era ventajosa para todos. Aunque la Mir todavía estaba operativa, Rusia podía sacar adelante una nueva estación espacial a pesar de las enormes dificultades económicas que el país estaba experimentando. Por su parte, los Estados Unidos se aprovecharían de la participación rusa para reducir el coste de un proyecto que ya había estado a punto de ser cancelado por el Congreso en varias ocasiones y, así, el programa quedaba blindado desde el punto de vista político (una cosa era dejar tirados a los ‘socios’ menores de la estación, es decir, Europa, Japón y Canadá, que no tenían ningún poder de decisión frente a Washington, y otra muy distinta cancelar un proyecto con una Rusia que en esos momentos mantenía la única estación espacial permanente de la humanidad y con la que EE.UU. quería mantener buenas relaciones para aprovechar al máximo la experiencia de la industria aeroespacial soviética). El acuerdo de finales de 1993 fue la culminación de dos años de contactos entre las potencias espaciales que habían comenzado ya en 1991, incluso antes de la caída de la Unión Soviética. Ese año, George Bush padre y Mijaíl Gorbachov acordaron mandar un astronauta de la NASA en una nave Soyuz TM y un cosmonauta en una misión del transbordador espacial.



Al año siguiente, con la URSS ya en un cajón de la historia y con Yeltsin como interlocutor en Rusia, se decidió ir un paso más allá para formalizar misiones conjuntas. El 5 de octubre de 1992 el administrador de la NASA Daniel Goldin y el jefe de la agencia espacial rusa RSA Yuri Koptev firmaron en Moscú un acuerdo por el que un cosmonauta ruso viajaría en el transbordador espacial estadounidense y un shuttle se acoplaría con la Mir en 1995, concretando un acuerdo previo entre Bush y Yeltsin en junio de ese año. En noviembre de 1993 este plan se amplió para incluir hasta diez misiones del transbordador a la Mir dentro del marco de la denominada ‘Fase 1’, que debía dejar paso a la ‘Fase 2’ o construcción de una estación espacial propiamente dicha.


Pero el acuerdo de finales de 1993 no fue nada sencillo y la historia podía haber tomado un rumbo diferente. El ambicioso proyecto de estación espacial Freedom impulsado por el presidente Reagan en 1984 había sido cancelado a todos los efectos en mayo de 1991 tras gastar 11 mil millones de dólares de la época y sin lanzar ni un tornillo al espacio. Desde ese año, la NASA luchaba por sacar adelante una versión reducida de la estación, ahora sin nombre oficial. La participación rusa prometía ser la salvación del programa. El 16 de marzo de 1993 Yuri Koptev y el responsable de la empresa RKK Energía, Yuri Semionov, enviaron una carta a Dan Goldin ofreciendo una mayor participación de Rusia en el proyecto, una participación que prometía ahorra millones de dólares. El presidente Bill Clinton y su vicepresidente Al Gore eran partidarios de esta mayor cooperación como parte de un esfuerzo más amplio para ayudar a Yeltsin, como dejaron patente en una cumbre celebrada en abril de 1993. La estación conjunta incorporaría, además del módulo DOS-8 de la Mir 2, un módulo de acoplamiento universal y un módulo de acoplamiento con una esclusa y un módulo de servicio.


Pero otros elementos de la administración Clinton veían con recelo darle a los rusos la condición de socios en pie de igualdad con Estados Unidos, sobre todo teniendo en cuenta que justo en 1993 la posición política de Yeltsin no era muy sólida (ese mismo año protagonizaría un encarnizado autogolpe con tanques y tropas desplegados por las calles de Moscú). El 18 de febrero de 1993 la administración Clinton había forzado a la NASA la presentación tres opciones de estación espacial herederas de la Freedom, pero más modestas y baratas y sin una participación rusa importante. La Casa Blanca quería ver si, efectivamente, había alguna forma de sacar adelante el proyecto sin Rusia como socio principal. El 9 de marzo Dan Goldin creó un comité para estudiar tres opciones se conocerían simplemente como A, B y C. El objetivo era que ninguna superase los 9 mil millones de dólares. La Opción A era la favorita y consistía en una especie de estación Freedom reducida con menos módulos y menos cara y compleja. La Opción B era básicamente la Freedom de 1991, pero ligeramente simplificada, mientras que la Opción C era la más barata y diferente, consistente en un gran módulo independiente puesto en órbita mediante un único lanzamiento del Shuttle-C, una versión de carga del transbordador que la NASA llevaba años queriendo desarrollar. La Opción A había sido liderada por el centro Marshall de la NASA, mientras que la B por el centro Langley y la C por el centro Johnson. Los informes defendiendo cada opción se presentaron en junio de 1993. Informalmente, las tres opciones serían apodadas como Austere, Baseline y [the] Can.




Todas las opciones incluían la participación rusa en forma de dos naves Soyuz permanentemente acopladas que servirían como vehículos de emergencia en caso de problemas. Después del accidente del Challenger, la NASA había gastado millones de dólares en el desarrollo de una cápsula de emergencia denominada ACRV (Assured Crew Return Vehicle) que sería cancelada por su elevado coste. De hecho, el nombre oficial de las Soyuz en esta fase seguía siendo ACRV (la empresa rusa RKK Energía propuso un ACRV basado en una versión agrandada de la cápsula reutilizable Zaryá, pero esta propuesta no salió adelante). La Opción B, la más cara, requería hasta diez lanzamientos adicionales del shuttle con respecto a la Opción A, pero las dos versiones requerían que la estación estuviese terminada para que hubiera una tripulación permanente. Mientras, los periodos tripulados solo podrían tener lugar con un shuttle acoplado y no excederían los veinte días. La Opción C era la más barata y consistía en un gran módulo de 28 metros de largo y 7 metros de diámetro de 3200 millones de dólares al que se acoplarían los módulos europeos y japoneses. Sin embargo, esta opción nunca tuvo una posibilidad real porque debía lanzarse mediante el primer y único vuelo de un Shuttle-C que emplearía elementos del Columbia para ahorrar tiempo y dinero en su desarrollo.


La Opción A, la favorita, se denominó también Opción Alfa (Option Alpha). Se presentó a su vez en dos variantes, la A-1 y la A-2 para permitir más flexibilidad en las operaciones. Ambas variantes requerían 16 vuelos del transbordador para finalizar la construcción y disponían de tres pares de paneles solares desplegables capaces de generar hasta 60 kilovatios en total, como la última versión de la Freedom. La Opción A-2 no incluía el módulo Bus-1 unido al primer conjunto de paneles solares, un módulo con motores para elevar la órbita y sistemas de guiado, navegación y control y que había sido desarrollado por Lockheed Martin para un programa militar clasificado (probablemente para los satélites espía KH-11). Habría cinco módulos principales: dos estadounidenses, una esclusa, también estadounidense, el módulo europeo Columbus y el Kibo japonés (a su vez dividido en tres elementos y por entonces denominado JEM). Los dos módulos principales estadounidenses, de 14 toneladas cada uno, serían una fusión de los módulos cilíndricos y los nodos de la Freedom, con una parte para experimentos o instalaciones de la tripulación y otra sección nodo con cuatro puertos de atraque (además de los dos puertos de cada extremo). Uno de los módulos de la NASA serviría principalmente como laboratorio y el otro como hábitat. La Opción A-1 tenía unas dimensiones de 75 metros de longitud y 76 metros de envergadura, mientras que la A-2 tendría 86 metros de longitud y 76 metros de envergadura (la Freedom hubiese tenido 108 metros de longitud y 76 metros de envergadura). La Opción A-1 tendría una masa total de 185 toneladas, mientras que la A-2 llegaría a las 196 toneladas (la Freedom habría alcanzado las 250 toneladas).




Las dos opciones tenían como directiva abaratar el coste del proyecto a la mitad comparado con la Freedom y que la estación estuviese operativa alrededor de 1998. La estación, como la Freedom, debería estar situada en una inclinación orbital de 28,8º para maximizar la capacidad de carga del shuttle, pero se consideró colocarla en una órbita de 51,6º para que pudiera ser accesible a naves lanzadas desde Baikonur. De esta forma las Soyuz podrían viajar a la estación directamente sin necesidad de ser embarcadas en un transbordador. Con esta inclinación se abría la posibilidad de que Rusia participase en el proyecto no solo con Soyuz, sino con cargueros Progress y módulos de mayor tamaño, por lo que se trataba de la variante favorita de Goldin y la Casa Blanca. El problema de esta mayor inclinación orbital es que el transbordador veía reducida su capacidad de carga en casi seis toneladas y, además, la dosis de radiación recibida por la tripulación podía aumentar entre seis y diez veces (debido sobre todo a la anomalía del Atlántico sur).




El 17 de junio un panel de expertos dirigido por Charles Vest, presidente del MIT, recomendó directamente a la Casa Blanca la Opción Alfa, aunque dejaba la puerta abierta a una mayor colaboración con Rusia. Sin embargo, la nueva estación Alfa también tenía sus inconvenientes. A pesar de ser más barata, habría que rediseñar los módulos y otros elementos heredados de la Freedom, lo que implicaba volver a analizar la viabilidad de estos diseños con respecto a múltiples factores (micrometeoros, condiciones de temperatura, iluminación, microgravedad, etc., especialmente si al final se elegía una órbita de 51,6º), análisis que sin duda se traducirían en retrasos. Y es que era muy complicado que la Opción Alfa se ajustase a los 9 mil millones exigidos por la administración Clinton. Por eso la Casa Blanca eligió la Opción Alfa, pero permitiendo elementos de la Opción B, como era el uso de módulos derivados de la Freedom. Pese a todo, la participación rusa era demasiado tentadora, especialmente si tenemos en cuenta que la alternativa de no invitar a Rusia era la cancelación del proyecto, esta vez para siempre. Entre junio y septiembre Goldin ordenó a la NASA presentar un plan con Rusia como socio de pleno derecho. El 7 de septiembre de 1993 Goldin envió a la Casa Blanca un plan que metía a Rusia de lleno en la estación de acuerdo con los deseos de la Casa Blanca. La alternativa más sencilla era que Rusia contribuyese con el módulo FGB, además de las Soyuz, un plan propuesto por la agencia espacial rusa y RKK Energía. De esta forma la NASA se quitaba de encima el problema de cómo orientar y elevar la órbita de la estación sin el shuttle acoplado. Añadir el módulo FGB implicaba que Rusia también participaría con naves de carga Progress para llevar propelentes y víveres, además de confirmar que la estación estaría en una órbita de 51,6º. El primer lanzamiento, el FGB ruso, se esperaba para mayo de 1997.


El ahorro que vino de la mano de la incorporación de Rusia permitió que la NASA volviese a usar los dos tipos de módulos diseñados para la Freedom, o sea, los nodos y el laboratorio Destiny. Además, los paneles solares podrían volver a disponer de los grados de libertad en las articulaciones para seguir al Sol sin necesidad de orientar toda la estación, una restricción de la Opción A introducida para ahorrar costes. Sin estas juntas, la estación tendría que cambiar de orientación 90º cada dos o tres meses para mantener los niveles óptimos de iluminación. En cuanto al nombre, esta estación con participación rusa se denominó imformalmente Alfa (Alpha, un término que, como vimos, ya se usó para referirse a la Opción A) con el fin de diferenciarla de la malograda Freedom. Se trataba de un nombre aséptico, internacional y eufónico que parecía ser del agrado de todos… de todos menos de los rusos, que se negaban frontalmente a que la estación recibiese un nombre que implicaba que se trataba de un comienzo o la primera de una serie cuando ellos tenían en esos momentos la Mir en órbita y estaba habitada permanentemente. En este punto no hubo posibilidad de acuerdo y el mayor proyecto espacial internacional de la historia sería conocido simplemente como ISS (International Space Station) o MKS (Международная Космическая Станция) por sus siglas en ruso.


En septiembre de 1993 Goldin envió a la Casa Blanca su plan de estación Alpha con participación rusa, que sería aprobado el 1 de noviembre mediante una ceremonia en la que participó el propio Goldin y Yuri Koptev. Por la parte estadounidense incorporaría dos nodos, un laboratorio, un módulo hábitat y los módulos europeo y japonés. El segmento ruso tendría los módulos Zaryá, Zvezdá, el nodo para acoplamientos, un módulo UDM, un módulo de soporte vital, varios módulos de investigación y la torre de paneles solares. El acuerdo sería ratificado a más alto nivel en diciembre durante la cumbre entre Al Gore y Víktor Chernomyrdin. La administración Clinton quería apoyar así al gobierno de Yeltsin, figura política por la que había apostado para liderar la transición postsoviética en el país. Rusia no solo suministraría las Soyuz y el FGB, sino que también añadiría los módulos de la estación Mir 2 (además, como parte del trato EE.UU. permitiría a Rusia lanzar satélites estadounidenses mediante lanzadores rusos). En agosto de 1993 la parte rusa había presentado una propuesta de estación espacial conjunta en la que Rusia aportaría el módulo DOS-8, tres módulos de acoplamiento universal (UDM), un módulo de acoplamiento, un módulo de servicio y una torre con dos generadores de electricidad mediante turbinas solares. Esta propuesta no pudo incorporarse al informe de Goldin a la Casa Blanca en septiembre, pero se añadiría posteriormente. En octubre de 1993 se eliminarían los generadores de turbinas rusos para ser sustituidos por panles tradicionales. También se eliminaron los dos módulos UDM de RKK Energía en favor de un FGB de Khrúnichev por presiones de la NASA, que quería que el primer elemento de la estación no fuese un módulo ruso totalmente ruso (el FGB estaría pagado por la NASA).


Finalmente, la ISS sería más grande que la Freedom o la Mir 2. Con una masa permanente de 450 toneladas y unas dimensiones de 109 x 94 x 73 metros, la ISS es el mayor objeto que ha orbitado la Tierra. En estos 25 años se han lanzado 275 misiones rumbo a la ISS y se han efectuado 337 acoplamientos de vehículos tripulados y no tripulados. La estación ha llevado a cabo 349 maniobras orbitales y 273 personas de 21 países han pasado por la estación, con la notable excepción de China, que fue vetada por Estados Unidos y, como consecuencia, se ha construido su propia estación espacial permanente (el tercer país que logra hacer algo así). 154 astronautas a bordo de la ISS han realizado nada más y nada menos que 269 paseos espaciales. Hasta la fecha, el récord de permanencia en una única misión a bordo de la ISS se logró este año y es de 370 días y 21 horas.